NAIROBI, Kenia
AP

El gobierno de Kenia no debe cerrar el mayor campamento de refugiados del mundo y enviar más de 200 mil personas de vuelta a Somalia, un país devastado por la guerra, según afirmó hoy un tribunal keniata. El veredicto alivia la presión sobre los somalíes en el lugar, que temían que el campo cerrase a finales de mayo.

El ministro keniata de Seguridad Interna abusó de su poder al ordenar en mayo el cierre del campo de refugiados de Dadaab, cerca de la frontera con Somalia, según concluyó el juez John Mativo.

El ministro y otros funcionarios «actuaron con exceso y abusando de su poder, violando el estado de derecho y contraviniendo sus juramentos al cargo», añadió Mativo.

Los grupos humanitarios Amnistía Internacional, Kituo cha Sheria y la Comisión Nacional Keniata sobre Derechos Humanos habían impugnado la orden del gobierno de cerrar el recinto.

El juez tachó la decisión de cerrar el campo de discriminatoria y afirmó que va en contra de la constitución keniata y los tratados internacionales que protegen a los refugiados de ser devueltos a una zona de conflicto.

Además, el gobierno del presidente Uhuru Kenyatta no ha demostrado que Somalia sea segura para el regreso de los refugiados, señaló el juez, que declaró como «nula y vacía» la orden de cerrar el departamento de refugiados del gobierno.

Somalia sigue bajo la amenaza de ataques del grupo extremista Al Shabab, formado en el país. Algunos miembros del gobierno keniata han alegado que el gran campo de refugiados junto a la frontera con Somalia ha sido utilizado por la milicia como centro de reclutamiento y base para atentar en Kenia. Sin embargo, las autoridades keniatas no han ofrecido pruebas de ello.

Los refugiados de Dadaab han afrontado una presión adicional tras el decreto del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que prohibía de forma temporal la entrada en el país de viajeros de siete países de mayoría musulmana, incluido Somalia. Unos 140 refugiados somalíes que estaban a punto de ser reubicados en Estados Unidos fueron enviados de vuelta a Dadaab el fin de semana pasado.

Said Abuka, líder comunitario en Nairobi y refugiado desde hace 22 años, dijo que la orden judicial ayudará a los refugiados somalíes. Los recién nacidos no podían registrarse como refugiados debido al cierre del departamento keniata de refugiados, señaló.

«Luego de meses de ansiedad por el plazo límite de cierre del campo pendiendo sobre su cabeza, de opciones de asilo cada vez más restringidas y de la reciente suspensión de la reubicación de refugiados del gobierno de Estados Unidos, el fallo del tribunal ofrece a los refugiados somalíes la esperanza de que aún podrían tener más opción que regresar a una Somalia insegura y golpeada por la sequía», dijo Latetitia Bader, investigadora en África para Human Rights Watch.

Al Shabab ha cometido varios ataques en Kenia, que envió tropas a Somalia en 2011 para combatir a los milicianos. El grupo armado libra una insurgencia contra el débil gobierno somalí, apoyado por Occidente.

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