RÍO DE JANEIRO
AP

Un nuevo enfrentamiento estalló hoy en la cárcel brasileña donde murieron 26 presos el fin de semana pasado, con reos que se arrojaban piedras y levantaban barricadas.

Globo televisión mostró imágenes en vivo de cientos de presos en el patio de la Penitenciaría de Alcacuz, en las afueras de la ciudad de Natal. Los presos parecían dividirse en dos grupos separados por barreras improvisadas con tablas y otros materiales. Se veía cómo se llevaban a varios heridos.

Natal sufrió hoy también una ola de violencia en las calles, donde más de una docena de autobuses y dos delegaciones de Policía sufrieron ataques. La televisión mostró imágenes de los vehículos en llamas en plena vía pública. Inicialmente no estaba claro si los ataques estaban vinculados con la crisis carcelaria.

No había guardias a la vista.

Las autoridades de la cárcel no respondieron de inmediato a los pedidos de declaraciones.

Los enfrentamientos entre dos pandillas el fin de semana pasado provocaron 26 muertes en el interior de la prisión. Varios fueron desmembrados.

Las autoridades dijeron que pandilleros del Primer Comando con sede en Sao Paulo, la organización criminal más grande del país, se enfrentaron con el Sindicato del Crimen de Rio Grande do Norte.

Un contingente de policías militares fuertemente armados entraron a la prisión el miércoles sin violencia. Las autoridades dijeron que trasladarían a 220 reos a otras cárceles para prevenir nuevos choques.

Al menos 126 personas han muerto en una ola de violencia carcelaria desde el comienzo del año.

Expertos en seguridad dijo que el detonante fue la violación de una tregua entre el Primer Comando y el Comando Rojo, basado en Río de Janeiro.

Rio Grande do Norte solicitó al Gobierno central apoyo de las Fuerzas Armadas. El Gobierno de Michel Temer puso el martes a los militares a disposición de los estados afectados por los motines como medida de urgencia para afrontar la crisis.

Los expertos denuncian desde hace tiempo que las cárceles brasileñas están en poder de bandas criminales. El gigante sudamericano tiene además fuertes problemas de superpoblación en sus penales, donde conviven hacinadas más de 622.000 personas en espacios con capacidad únicamente para unas 371.000.

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