MANAGUA, Nicaragua
AP

Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo se convirtieron ayer en el primer matrimonio que gobierna Nicaragua con dominio total en los poderes del Estado, pero con amenazas económicas que vuelven sombrío el panorama para los próximos cinco años.

Ortega, un exguerrillero de 71 años que luchó para derrocar la dictadura de los Somoza, fue juramentado en La Plaza de la Revolución, en el antiguo centro de Managua, ante invitados extranjeros como la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, su par boliviano, Evo Molares y Choe Ryong-hae, el tercero al mando en Corea del Norte.

Como primer acto de su nuevo mandato, cedió la palabra a su esposa y nueva vicepresidenta Rosario Murillo. «Quiero decirle a las mujeres nicaragüenses que aquí estamos, vamos juntas adelante y tenemos el futuro por delante, ganando los espacios que nos merecemos», dijo ella a la multitud.

Posteriormente, Ortega tomó la palabra y dijo que el triunfo que ha obtenido para seguir en el cargo obedece a la voluntad del pueblo de optar por la paz y dejar atrás la confrontación y el odio.

Asimismo, recordó que en 2007, cuando volvió al poder, había desconfianza sobre el rumbo que tomaría el Frente Sandinista de Liberación Nacional en el poder sin una guerra como la de los años 80. «Los empresarios y una parte del país tenía miedo de nuestro regreso porque venían las confiscaciones, la guerra, el caos, pero hemos demostrado que no es así», añadió.

Ortega se comprometió a seguir trabajando en proyectos sociales y fortaleciendo el papel de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe.

Ortega y Murillo fueron electos en noviembre de 2016 con 72.5% de los votos. Su partido obtuvo 71 de los 92 escaños del parlamento unicameral, pero con un alto índice de abstención.

Ortega, reelecto por tercera vez consecutiva desde que volvió a la presidencia, es señalado de tener más poder que ningún otro gobierno, pues controla los diferentes poderes del Estado, la Contraloría, la Fiscalía, la Policía y el Ejército.

«Ha empezado una nueva dinastía», afirmó a The Associated Press el disidente sandinista y sociólogo Oscar René Vargas, para quien el entorno económico será difícil para Ortega.

Entre 2007 y 2016 la cooperación venezolana sumó unos 4 mil 800 millones de dólares que dieron lugar a que Ortega impulsara programas sociales que redujeron la pobreza de 45% a 29% según cifras oficiales avaladas por el Banco Mundial. Sin embargo, tras la caída de precios del crudo, el flujo de esa ayuda ha decrecido en más de 50%.

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