Río de Janeiro
agencia/dpa
Uno de los agentes de seguridad tomado como rehén y luego liberado durante la rebelión del 1 y 2 de enero en una prisión de la ciudad brasileña de Manaos que dejó 56 muertos, brindó escabrosos detalles sobre la masacre, al contar en una entrevista que «al que no mataba, lo hacían parte de la carnicería».
En declaraciones que publica hoy el periódico «Folha de Sao Paulo», el guardia contó, bajo nombre ficticio, cómo se habían desencadenado los hechos en el Complejo Penitenciario Anisio Jobim (COMPAJ). Él era uno de los doce agentes de una empresa de seguridad externa que, en un principio, fueron tomados como rehenes por los presos y liberados tras las negociaciones.
«Todo comenzó a las 15 horas, inició el guardia su descripción. «A esa hora, hay presos que recogen la basura de las celdas, la colocan en un lugar y la empresa la saca afuera».
«En ese momento, los presos -que, según el diario aclara, eran de la facción conocida como Familia del Norte- vieron una oportunidad para llegar hasta el área del grupo delictivo PCC (Comando de la Capital). Ellos inmovilizaron a un agente que estaba cambiando de turno e invadieron, y ahí comenzó el tiroteo» continuó el agente.
«Cuando todo explotó, fue una cosa horrible. Ellos quieren matar, taladrar, empalar, hacer todo (…) Cuando los policías entraron, no querían saber quién era agente o bandido. Muchos de nosotros levantamos las manos avisando que éramos agentes, pero ellos seguían disparando. Suerte que la fuerza de choque no entró en el inicio, si no íbamos a morir también», agregó el guardia.
«Todos los presos participaron de la carnicería. Al que no mataba lo hacían parte. Los que se escondían morían (…), dijo el agente.
La reyerta dentro del COMPAJ se debió, presuntamente, a que miembros de Familia del Norte (FDN), que controla el narcotráfico en gran parte de la región amazónica en Brasil, en donde se ubica Manaos, atacaron a integrantes del poderoso grupo PCC de Sao Paulo, que tiene presencia en todo el país.
Esta matanza fue apenas el primero de varios motines en cárceles brasileñas en lo que va de 2017. En apenas siete días, ya se registraron 93 presos muertos por reyertas entre facciones criminales dentro de diferentes presidios en el país, la más reciente el jueves en la localidad de Monte Cristo, en el estado de Roraima, con 33 muertos.
Brasil tiene la cuarta población carcelaria más grande del mundo por detrás de Estados Unidos, China y Rusia. Las cárceles del país más grande de América Latina, sin embargo, sufren de un grave problema de superpoblación, con más de 622.000 presos y una capacidad oficial de 371.884 personas, según los últimos datos publicados.
Sistema colapsado
Más de 622 mil personas
Guardan prisión en Brasil que posee una capacidad oficial de 371 mil 884 personas.