ALLENTOWN, Pennsylvania, EE.UU.
AP
El intento de Jill Stein de recontar los votos en Pennsylvania estaba en problemas incluso antes de que un juez federal lo rechazara el 12 de diciembre. Eso es porque el esfuerzo de la candidata presidencial del Partido Verde tenía pocas probabilidades de detectar un posible fraude o error en la votación: básicamente no había nada para volver a contar.
Pennsylvania es uno de 11 estados donde la mayoría de votantes usaron máquinas anticuadas que almacenan los sufragios electrónicamente, sin comprobantes de papel que pudieran utilizarse para revisar el resultado. Prácticamente no hay forma de saber si las máquinas almacenaron de forma precisa votos individuales, o si alguien manipuló el conteo.
Más del 80% de los que votaron en el estado el 8 de noviembre lo hicieron en esas máquinas, según VotePA, una organización sin fines de lucro que busca reemplazarlas.
El mes pasado 1 de cada 5 electores usaron estas máquinas digitales, que no emiten comprobantes en papel y que representan uno de los peligros más evidentes frente a la seguridad del raquítico y poco financiado sistema electoral estadounidense.
Al igual que muchas máquinas de votación electrónicas, son vulnerables a los hackers. Sin embargo, otras máquinas suelen dejar un rastro de papel que permite hacer verificaciones. Las máquinas digitales sin papel abren la puerta a posibles fraudes electorales que podrían no ser detectados nunca.
Su prevalencia también magnifica otros riesgos en el sistema electoral, simplemente porque el error o el fraude es más difícil de detectar cuando el conteo de votos no puede ser verificado. Y al igual que otras máquinas adoptadas desde la elección de 2000, los sistemas sin papel están llegando al final de su vida útil, sin embargo, no hay un plan integral para reemplazarlos.
«Si yo hubiera hackeado estas elecciones, me hubiera ido por las máquinas sin papel porque son difíciles de verificar», dijo Barbara Simons, coautora de «Broken Ballots», un estudio sobre la defectuosa tecnología de voto estadounidense.
Stein dijo que buscaba un recuento para asegurar que las elecciones no fueron intervenidas. No hay evidencia de eso hasta ahora, un hecho que el juez federal Paul Diamond citó en su decisión de detener el recuento de Pennsylvania.
La candidata verde buscó recuentos similares en Wisconsin y Michigan, con poco apoyo. Esos estados utilizan tecnologías de votación más confiables, basadas en el papel.