Moscú/Estambul
DPA

La cúpula rusa rindió hoy los últimos honores a su embajador en Turquía, Andrei Karlov, asesinado el pasado lunes y que fue enterrado tras un funeral en Moscú, al tiempo que amenazó con represalias a quienes organizaron el atentado.

«Un atentado contra un diplomático es un ataque contra todo el Estado», dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en la capital rusa. Rusia no dejará la provocación sin respuesta, aseguró.

El presidente ruso, Vladimir Putin, y el primer ministro, Dmitri Medvedev, rindieron hoy honores al diplomático en un acto en el Ministerio de Exteriores, donde se expuso el féretro ante una guardia de honor de las Fuerzas Armadas.

Putin y Medvedev consolaron brevemente a la viuda de Karlov, Marina, y a su hijo, según informó la televisión pública. También acudieron a despedir al embajador numerosos diputados y el jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, que calificó el atentado de un «cobarde y vergonzoso acto terrorista».

El representante del Ministerio de Exteriores ruso para los Derechos Humanos, Konstantin Dolgov, calificó la muerte de una grave pérdida. «No hay justificación para este acto de terrorismo. Todos los culpables deben ser duramente castigados», dijo a la televisión estatal.

Varios colegas depositaron flores junto al féretro. En el hall del Ministerio se grabó su nombre en una placa conmemorativa que recuerda a los diplomáticos muertos en servicio.

El féretro fue después trasladado a la catedral de Cristo Salvador de Moscú, donde se celebró un funeral oficiado por el jefe de la Iglesia ortodoxa rusa, el patriarca Kirill. Putin había anunciado su presencia a la misa, pero al final acudió al acto en el Ministerio.

Después, Karlov fue enterrado con honores militares en el cementerio Jimki, en el noroeste de la capital rusa.

Putin declaró el miércoles a Karlov héroe de la Federación Rusa. El diplomático sirvió durante décadas en Corea del Norte y del Sur antes de asumir la dirección de la legación diplomática en Turquía hace tres años.

En embajador, de 62 años, fue asesinado a tiros en una galería de arte de Ankara por un policía turco que gritó consignas islamistas y contra la intervención rusa en Alepo al consumar el crimen.

Mientras tanto, las autoridades turcas pusieron en libertad hoy a seis familiares del hombre que lo asesinó, entre ellos su madre, padre y hermana, tras declarar ante la policía, informó la agencia de noticias estatal Anadolu.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, atribuyó el asesinato al movimiento que lidera el clérigo Fethullah Gülen, autoexiliado en Estados Unidos, a quien también responsabiliza de la intentona golpista del pasado 15 de julio. Rusia, en cambio, considera que aún es pronto para formular acusaciones concretas.

Rusia y Turquía accedieron a realizar una investigación conjunta sobre lo ocurrido y un equipo de 18 expertos se encuentra ya en Turquía participando en las pesquisas.

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