Washington
DPA

El presidente Barack Obama otorgó ayer el perdón presidencial a los pavos «Tater» y «Tot» en su última ceremonia de indulto como mandatario de Estados Unidos en víspera del Día de Acción de Gracias.

En esta ocasión, Obama no estuvo acompañado de sus hijas Sasha y Malia, sino por sus dos sobrinos, Austin y Aaron Robinson, de 6 y 4 años.

«Este año (Sasha y Malia) tenían problemas de calendario. En realidad, ya no podían soportar más mis chistes. Estaban hartas», confesó el Presidente, quien el próximo 20 de enero cederá el puesto a Donald Trump.

Obama bromeó que cuando deje la Casa Blanca seguirá con tradición de perdonar a pavos por el Día de Acción de Gracias.

«Malia y Sasha están aliviadas de que ésta sea mi última ceremonia de perdón presidencial. Pero lo que no saben es que vamos a hacer esto cada año a partir de ahora. Sin cámaras, solo nosotros. De ninguna manera voy a dejar este hábito de golpe», dijo Obama.

Este año los dos pavos afortunados fueron «Tot», que fue declarado «Pavo Nacional de Acción de Gracias» y «Tater», que tuvo que conformarse con el título de «vicepavo». Los dos pavos procedían de una granja de Iowa y estuvieron alojados en el hotel Willard antes de la ceremonia.

Los nombres de los dos pavos, que fueron elegidos por estudiantes de Iowa, se refieren a los «tater tots», una fritura de patata de forma cilíndrica y tamaño pequeño.

Los dos animales pasarán el resto de sus vidas en la universidad de Virginia Tech, donde serán cuidados por los estudiantes y veterinarios del Departamento de Ciencias Animales y Avícolas del centro.

La tradición, que inició Harry Trum, indica que el Presidente de Estados Unidos recibe en una ceremonia en la Casa Blanca un pavo antes del Día de Acción de Gracias

El presidente Abraham Lincoln sirvió de inspiración para esta ceremonia, pues el día de Navidad de 1863 salvó la vida de un pavo a petición de su hijo.

John F. Kennedy fue el primer mandatario que decidió no comerse el pavo que le regaló la Federación Nacional del Pavo y devolverlo a la granja de donde provenía. «Dejemos que éste crezca», dijo Kennedy.

Pero la ceremonia no se institucionalizó hasta mucho más tarde, en 1989, cuando George H.W. Bush otorgó oficialmente a un pavo «el perdón presidencial».

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