Sao Paulo
DPA
Marcelo Calero, exministro de Cultura de Brasil, afirmó hoy en una entrevista que su renuncia de anoche se debió a las presiones que sufrió por parte de otro ministro para favorecer sus intereses personales.
Calero renunció sorpresivamente a su cargo en el Ministerio de Cultura y, en su lugar, fue nombrado el diputado Roberto Freire. La decisión, sin embargo, tomó por sorpresa a la administración del presidente Michel Temer, que consideraba al ex diplomático un correcto funcionario.
Sin embargo, en una entrevista que dio horas después con el periódico «Folha de Sao Paulo» y que fue publicada hoy, Calero contó que su salida se debió a las presiones que sufrió por parte de Geddel Vieira Lima, ministro jefe de la Secretaría de Gobierno de Brasil y uno de los principales asesores del presidente Temer, que pretendía que lo favoreciera con una de sus decisiones.
Según Calero, Vieira Lima le pedía que el Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (Iphan), que estaba a su cargo, aprobase la construcción de un proyecto inmobiliario en un área protegida de la ciudad de Salvador de Bahía, en el nordeste del país.
Al parecer, Geddel le confesó a Calero en al menos dos oportunidades que él era dueño de un apartamento en el emprendimiento, que necesitaba de la autorización federal para comenzar a construirse.
A nivel local, el Iphan ya había aprobado el proyecto inmobiliario. Pero luego, a nivel nacional, el mismo organismo había desestimado esa autorización. «El 28 de octubre recibí un llamado de Vieira Lima diciendo que el Iphan nacional se estaba demorando mucho para homologar la decisión del Iphan de Bahía», contó Calero.
«Entonces pidió mi intervención, no sólo por la seguridad jurídica, sino porque él mismo tenía un apartamento en aquel emprendimiento. Me dijo: ‘Y entonces, ¿cómo quedo en esta historia?’ Quedé atónito. Me pareció tan absurdo. Un ministro me llamaba para conseguir que yo liberase un inmueble en el cual él mismo tenía intereses».
De acuerdo a la versión de Calero, luego recibió muchas más presiones de parte de Vieira Lima, que incluso le dijo que iría a pedir «la cabeza del presidente del Iphan» y que, de ser necesario, «hasta hablaría con el presidente de la República».
Después de su renuncia comenzaron a circular entre los periodistas brasileños ciertas informaciones sobre la gestión de Calero al frente del ministerio. Eso fue, según él, lo que lo llevó a contar su versión de los hechos al diario más importante del país.
«Yo quería salir del Gobierno de manera tranquila, que no se construyesen narrativas para manchar mi imagen», explicó Calero. Pero cuando recibió un llamado de ‘Folha’ para chequear una información en su contra se dio cuenta de que iba a ser víctima de un proceso de difamación.