BEIRUT, Líbano
AP

Las fuerzas oficialistas sirias intensificaron hoy su ofensiva en las zonas de Alepo controladas por los rebeldes, dijeron activistas de la oposición, mientras los rebeldes cañonearon las zonas controladas por el gobierno, dejando seis muertos.

También hoy, los activistas aumentaron a 34 el saldo de muertes por la bomba de la víspera en una boda de curdos en Hasakah, en el noreste del país. El ataque fue reivindicado por el grupo Estado Islámico, que dijo que su objetivo fue una reunión de un partido político curdo.

Issam Amin, un activista de la prensa local, dijo que un adolescente detonó sus explosivos cuando fue detenido por guardias a la entrada de la boda. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, dijo que entre los muertos había 11 niños.

Los ataques subrayan el caos que ha caracterizado el conflicto en Siria. La guerra se ha centrado últimamente en Alepo, donde la situación se ha deteriorado considerablemente desde que fracasó hace dos semanas una tregua mediada por Estados Unidos y Rusia. Continúan las luchas en otros frentes entre rebeldes y fuerzas oficialistas, mientras los integrantes del grupo Estado Islámico continúan perpetrando ataques de gran envergadura contra distintos bandos.

El cañoneo de hoy alcanzó la facultad de ciencias de la universidad metropolitana, matando a dos estudiantes, según el observatorio, mientras la prensa local informaba de seis muertos y 47 heridos.

Los rebeldes informaron que fuerzas oficialistas estaban atacando a la ciudad desde el sur en un intento por penetrar las zonas controladas por la oposición, donde según la ONU unos 275 mil habitantes están atrapados bajo el asedio. La coalición rebelde Frente Islámico dijo en Twitter que sus fuerzas repelieron un ataque contra el vecindario Sheikh Saeed.

El Observatorio afirmó que la ofensiva de las fuerzas oficialistas incluía bombardeos contra los vecindarios disputados. Afirmó que 420 civiles han muerto en Alepo y sus alrededores desde que colapsó la tregua, principalmente en la zona oriental de la ciudad que está bajo control de los rebeldes.

Bajo la lluvia de bombas han caído numerosos hospitales y clínicas, lo que ha suscitado fuertes críticas a nivel mundial.

En Ginebra, el comisionado de Naciones Unidas para Derechos Humanos denunció «la calamidad» que está ocurriendo en Alepo y condenó al Consejo de Seguridad del organismo mundial por entorpecer resoluciones que habrían denunciado los crímenes de guerra.

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