BUENOS AIRES
AP

En lo que aspira a ser una contundente muestra de descontento a las políticas de ajuste del presidente argentino Mauricio Macri, los sindicatos más combativos y grupos de izquierda participan hoy en una protesta que recorrió distintos puntos del país y confluirá en Buenos Aires.

Miles de personas mantienen cortados desde anoche varios puntos de esta capital en los cuales esperan la llegada de cinco columnas de manifestantes que partieron el miércoles de distintas provincias y que se congregarán en un acto en la Plaza de Mayo, frente a la sede del gobierno. El lema de la manifestación es «Contra los despidos, el ajuste y el tarifazo», en referencia al incremento de las tarifas de los servicios públicos.

La movilización fue convocada por la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), el ala más combativa del sindicalismo, otros gremios opositores como el de los choferes de camiones y agrupaciones izquierdistas, de derechos humanos y que responden a la expresidenta Cristina Fernández (2007-2015) del peronismo de centroizquierda.

Hugo Yasky, titular de una de las corrientes de la CTA, afirmó a radio La Red que «esta política está destruyendo el salario y las fuentes de trabajo» y consideró muy posible una convocatoria a una huelga nacional «para que el gobierno entienda que, o deja de gobernar sólo para los ricos, o el movimiento sindical va a seguir luchando».

Mariel Fornoni, directora de la consultora Management & Fit, dijo a The Associated Press que la protesta «es la respuesta de los actores sociales que se sienten perjudicados» por el ajuste aplicado por Macri en sus casi nueve meses de gestión en un contexto en «el que subió la pobreza y la recesión económica se ve en la calle» y la oposición no ha sabido capitalizar.

El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, dijo entender «las dificultades que esos sectores plantean». «Venimos diciendo que este es un momento de sinceramiento (de la economía) y de transición y estamos trabajando para que sea lo más breve posible», sostuvo.

Fornoni opinó que 2016 será «un año difícil en el que aumentarán las protestas» ante la percepción generalizada de que la economía no logrará recuperarse.

La inflación sigue siendo el principal problema, aunque se ha desacelerado levemente. En julio fue de 2% respecto del mes anterior, pero economistas privados barajan una proyección anual de entre 46% y 47%.

El índice de desempleo aumentó a 9,3% en el segundo trimestre, lo que supone que 1,16 millón de personas no tienen trabajo. Por otro lado la subocupación -las personas que trabajan pocas horas- ascendió a 11,2 %. El gobierno atribuyó el empeoramiento en gran parte al sinceramiento de los datos estadísticos oficiales que fueron falseados durante que el gobierno de Fernández.

Los manifestantes, muchos de ellos empleados estatales, protestan contra miles de despidos en el sector público que ordenó el presidente para reducir el déficit fiscal. Asimismo rechazan el aumento de las tarifas del gas y otros servicios públicos, que se prevé que será menor al que el gobierno pretendía debido a la oposición de la justicia.

Según un sondeo de la consultora Ricardo Rouvier y Asociados realizado entre el 17 y el 21 de agosto entre 1.200 encuestados y con un margen de error de 2,8 puntos porcentuales, sólo 20% de los argentinos percibe una desaceleración inflacionaria. En tanto, 56,8% considera que el gobierno no logrará disminuir la pobreza.

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