Brasilia
DPA

La destituida presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, apeló hoy ante el Tribunal Supremo la sentencia del juicio político que la sacó del poder pidiendo la anulación del resultado.

Rousseff, destituida ayer por el Senado brasileño tras cinco años y medio en el cargo, pidió al Supremo Tribunal Federal (STF) que emita un rápido fallo provisional que deje sin efecto la oficilización de Michel Temer como jefe de Estado.

En caso de una primera sentencia favorable, el exvicepresidente y antiguo aliado político de Rousseff volvería a ocupar la Presidencia sólo de forma interina. Temer ejerció ya el cargo en funciones desde la suspensión de la exmandataria en mayo de este año hasta ayer.

Las posibilidades de que el recurso de Rousseff tenga éxito se consideran muy bajas. El propio STF, el máximo órgano de la Justicia brasileña, estuvo a cargo del juicio político en el Senado y ha rechazado ya con anterioridad los recursos presentados contra el proceso de «impeachment».

Rousseff niega haber sido responsable de «delitos de responsabilidad» por manipulaciones de las cuentas públicas ocurridas durante su Gobierno, la acusación formal por la que la Cámara alta del Legislativo la destituyó en una votación que superó la mayoría necesaria de dos tercios (al final 61 de 81 senadores).

La expresidenta presentó hoy argumentos que cuestionan la base jurídica del juicio apuntando a la Constitución vigente, según detalló el diario Folha de Sao Paulo.

La destitución de Rousseff es polémica porque la líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) no fue acusada de corrupción, sino de irregularidades fiscales que ya se habían dado durante administraciones anteriores.

El Gobierno de Rousseff fue destituido por las llamadas «ruedas o pedaladas fiscales», que consisten en retrasar el desembolso de fondos públicos para ocultar el verdadero déficit fiscal y en aprobar líneas de crédito sin la autorización del Congreso.

Los aliados de la expresidenta consideran que sus adversarios políticos conservadores usaron los trucos fiscales empleados en 2014 y 2015 como excusa para consumar un «golpe de Estado» y poner fin a 13 años de Gobiernos progresistas del PT.

El polémico juicio político dañó la imagen de Brasil justo cuando el país está sumido en una dura crisis económica. El conservador Temer estará en el Gobierno hasta diciembre de 2018, cuando venza originalmente el segundo mandato de Rousseff, reelecta en 2014.

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