AKRON, Ohio, EE.UU.
AP

Dean Green apoya a Donald Trump, en parte por la dura actitud de «depórtenles a todos» que ha mostrado el candidato republicano sobre la inmigración irregular. Pero este republicano de 57 años se detuvo cuando se quejaba por la política migratoria estadounidense, y admitió que deportar a los 11 millones de personas que viven en Estados Unidos sin permiso de residencia separaría a familias.

«No quiero romper familias», dijo Green.

Han pasado 30 años desde que el país reformó su política migratoria, y la ambivalencia de los votantes como Green es uno de los motivos. Los sondeos suelen mostrar que la mayoría está a favor de permitir que se queden las personas sin permiso de residencia, y también de que se apliquen leyes más duras para deportarlas.

«El electorado tiene un conflicto interno, y eso es un problema fundamental», dijo Whit Ayres, encuestador republicano. «Éste es un tema tan emocional que la razón y los hechos tienen muy poca relación con lo que opina la gente».

Ahora Trump o bien se ha unido o bien intenta aprovechar esa contradicción, al decir que estudia «suavizar» su polémica postura sobre inmigración. Ganó las primarias republicanas defendiendo una agresiva política migratoria y pidiendo la deportación inmediata de los aproximadamente 11 millones de personas que viven en Estados Unidos sin permiso de residencia. También pidió que se construya un muro en la frontera con México.

Pero ahora que está por detrás en los sondeos y tiene problemas para remontar un mínimo récord de apoyo entre los votantes de minorías, ha adoptado un tono más moderado.

«Tomar a una persona que lleva aquí 15 o 20 años y echarla con su familia es bastante duro», comentó Trump en una reunión local emitida por Fox News, citando lo que le habían dicho algunos partidarios «muy sólidos». Incluso preguntó al público sobre si debería permitirse que se queden algunas personas que están en el país sin permiso de residencia, una pieza clave de las estrategias del presidente, Barack Obama, y de la candidata demócrata, Hillary Clinton.

Las palabras de Trump significan poco a menos que se comprometa a un cambio de política real, afirmó Todd Schulte, presidente de FWD.us, un grupo que pide una reforma que permita quedarse a la gente que ya está en el país al tiempo que se aumenta la seguridad en las fronteras. Sin embargo, señaló que sólo el hecho de que el candidato haya hecho esas declaraciones es revelador.

«La oposición no es tóxica sólo entre los latinos y asiático-estadounidenses y afro-estadounidenses, sino entre los votantes blancos», dijo Schulte.

El 24% de los votantes está a favor de endurecer primero la seguridad de fronteras, y un 29% apoya permitir que los que ya viven en el país se queden, según un sondeo de Pew publicado ayer. El 45% de los encuestados pidió ambas cosas. El 61% del público general se opone al muro propuesto por Trump, que sin embargo tiene el apoyo del 78% de sus seguidores.

Las opiniones sobre los inmigrantes han cambiado con el tiempo pero siguen divididas, señaló Mark Lopez, de Pew. A principios de la década de 1990, dos tercios de los estadounidenses encuestados por Pew describieron a los migrantes como una carga para la sociedad. Sin embargo, ahora casi dos tercios los ven como beneficiosos. Lopez señaló que esa variación ha tenido lugar conforme un gran número de migrantes se instalaba en Estados Unidos y tenía hijos.

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