FILADELFIA
AP

Horas de testimonios, exhortos urgentes y persuasión han llevado a esto. Ahora es el turno de Hillary Clinton. La ex primera dama, senadora y secretaria de Estado saldrá hoy de las sombras de presidentes hombres para convencer a los estadounidenses de que ella es la mejor opción para llevar el timón de un país que busca una nueva era de liderazgo.

El presidente Barack Obama la ungió como la heredera de su legado el miércoles en la noche desde el escenario de la Convención Nacional Demócrata. Durante un enérgico discurso de respaldo, apuntó que la candidata podría hacer realidad la «promesa de esta gran nación».

«Ha estado ahí para nosotros, incluso aunque no nos hayamos dado cuenta siempre», expresó Obama, implorando al país que elija a la mujer a la que derrotó en las primarias de hace ocho años.

Recordando la frase más famosa de aquella campaña, Obama dijo: «Si son serios sobre nuestra democracia, no pueden permitirse quedarse en casa porque ella no se alinea con ustedes en todos los temas. Tienen que saltar a la arena con ella, porque la democracia no es un deporte para espectadores. En Estados Unidos no se trata de «Sí, lo hará», se trata de «Sí, podemos».

En un momento dado del discurso, Clinton apareció sin previo aviso sobre el escenario de la convención demócrata, apuntó con el dedo al presidente Obama y le dio un abrazo.

El tercer día de la convención fue una muestra de la diversidad que los demócratas han intentado resaltar durante toda la semana: un hombre negro cediendo simbólicamente la batuta del mundo libre a una mujer.

Esto coronó una retahíla de discurso en las últimas 72 horas —de hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales; blancos, negros e hispanos; jóvenes y viejos— que esperaban presentar a los republicanos como conservadores alejados de la realidad social liderados por un magnate desquiciado y sin escrúpulos.

Desgranando sus éxitos como presidente, desde el rescate a la industria automotriz y la revisión de la atención sanitaria a acuerdos clave sobre cambio climático o el programa nuclear iraní, Obama agregó que la elección está entre «una visión profundamente pesimista de un país donde nos volvemos unos contra otros y nos alejamos del resto del mundo», y el «Estados Unidos que yo conozco».

«Solo hay una candidata en esta carrera que cree en ese futuro y que ha dedicado su vida a él», afirmó Obama.

El republicano Donald Trump hizo lo posible para atraer la atención el miércoles. Tras los reportes de que Rusia había hackeado los correos electrónicos del Partido Demócrata, el empresario dijo que le gustaría que Moscú hallara los miles de emails que Clinton borró de la cuenta que empleó como secretaria de Estado. La aparente invitación a Rusia para entrar en la campaña presidencial enojó a demócratas y republicanos, mientras el magnate rechazó las sugerencias de Obama y otros demócratas de que el Kremlin ya había intervenido en su nombre.

Las declaraciones de Trump alimentaron la opinión demócrata de que el multimillonario empresario no está cualificado para ser el comandante en jefe. No tiene experiencia en seguridad nacional y ha desestimado décadas de trabajo en política exterior del país, como el apoyo a los aliados de la OTAN que vivieron bajo el dominio de Rusia.

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