Yokohama
DPA

El horror que se abalanzó sobre el centro con el bello nombre de «Tsukui Yamayuri En» (Jardín de Lirios Tsukui), es inimaginable: en la madrugada, un hombre entró en la residencia y apuñaló brutalmente a 19 discapacitados mentales indefensos mientras dormían.

El autor de los crímenes, que rompió una ventana para entrar, trabajaba hasta hacía unos meses en el lugar. «Es mejor que los discapacitados desaparezcan», dijo el hombre, de 26 años, al entregarse poco después en una Comisaría.

Cuando el país despertó esta mañana y se enteró de la noticia, en todas partes reinaba la indignación. Tras enterarse de los últimos ataques en Europa en los últimos días, ahora le tocaba a Japón, y nada menos que a manos de un hombre al que sus vecinos consideraban muy amable, que quería ser maestro y que como practicante había sido siempre muy cariñoso con los niños. ¿Qué lleva a alguien así a cometer semejante crimen?

Una carta parcialmente mostrada en televisión ayuda a encontrar el motivo. El atacante la había dirigido en febrero a las autoridades y en ella pedía la eutanasia para las personas con graves discapacidades que son dependientes y que, según afirmaba, viven como animales y no como personas.

Él mismo se ofrece a «liquidar» a 470 discapacitados «por todo Japón», escribe en una misiva que se va volviendo cada vez más confusa, desde la mención a los masones, a la Tercera Guerra Mundial que quiere evitar, a la revolución, hasta el comentario de que quiere someterse a una operación de estética, que ha visto ovnis y que Japón tiene que permitir el uso de la marihuana con fines terapéuticos.

Sin embargo, la parte en la que describe cómo es su plan para acabar con los discapacitados es muy concreta. Cometerá los asesinatos durante la noche y en dos residencias en las que hay muchos «discapacitados múltiples», como los llama. Uno de los centros es el «Tsukui Yamayuri En».

El mismo día en que entrega la carta, la Policía contacta a los funcionarios del lugar en el que vive, donde está también la residencia. Tres días más tarde, el hombre le dice a un compañero de trabajo del centro que los discapacitados graves deben morir y la Policía vuelve a ser informada.

El joven es ingresado en una clínica psiquiátrica pero en menos de dos semanas vuelve a salir. Por error, los médicos consideran que no representa un peligro. Y cumple así el plan que había adelantado en su carta de febrero.

Tras la matanza todavía tuvo tiempo de colgar un mensaje en Twitter junto con una foto suya, sonriente y con corbata roja. Escribe que desea la paz en el mundo en japonés y en inglés añade: «Beautiful Japan», bello Japón.


ODIO HABRÍA MOTIVADO A ATACANTE

El odio parecía haber sido la motivación de un joven japonés que mató a 19 personas a puñaladas hoy en un centro para discapacitados mentales del que había sido despedido. Unos meses antes, según medios, envió una carta al Parlamento detallando el sanguinario plan.

Cuando hubo terminado, Satoshi Uematsu, de 26 años, había dejado muertos o heridos a un tercio de los casi 150 pacientes del centro, en un ataque esta madrugada, que duró apenas unos 40 minutos.

El agresor llegó en un auto negro y con varios cuchillos hasta el centro de Tsukui Yamayuri-en en Sagamihara, unos 50 kilómetros (30 millas) al oeste de Tokio, según imágenes de una cámara de seguridad mostradas en la televisión. Entró rompiendo una ventana a las 2:10 de la madrugada, según el responsable de sanidad de la prefectura, y empezó a degollar a los pacientes.

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