HARARE, Zimbabue
AP

La policía de la capital de Zimbabue empleó gas lacrimógeno y cañones de agua hoy en un intento por sofocar los disturbios protagonizados por conductores de taxi y minibús que protestaban por lo que calificaron de acoso policial.

Un fotógrafo de The Associated Press vio a manifestantes propinando una severa golpiza a dos agentes con palos, antes de sacarles los uniformes y cascos y vestirse con ellos.

Los conductores bloquearon las calles que conducían al centro de Harare, obligando a muchos a caminar hasta 10 kilómetros (6 millas) para llegar al trabajo. Los manifestantes arrojaron piedras a la policía y los autos, y algunos niños que se dirigían a la escuela se vieron atrapados en el caos.

El malestar de los conductores parte de los numerosos controles de carretera que los agentes suelen levantar en la ciudad, en los que denuncian que les reclaman mordidas. La policía prometió recientemente reducir el número de puestos tras las quejas de parlamentarios y operadores turísticos entre otros.

Este tipo de protestas y choques con la policía son poco habituales en Zimbabue, aunque el gobierno movilizó al ejército en 1998 ante manifestaciones por el aumento del precio de la comida. El presidente, Robert Mugabe, de 92 años, gobierna el país desde su independencia de un gobierno de minoría blanca en 1980, enfrenta continuas acusaciones de violaciones de los derechos humanos.

Las frustración por el rápido deterioro de la economía en Zimbabue, agravada por el descontento ante la supuesta corrupción e incompetencia del ejecutivo, ha derivado en protestas casi diarias en las últimas semanas. El viernes, los manifestantes quemaron un almacén en Beitbridge, un concurrido puesto fronterizo entre la nación y Sudáfrica, por la decisión de Harare de prohibir una amplia variedad de importaciones.

Diecisiete personas comparecieron en el juzgado ayer por las protestas de Beitbridge y fueron acusados de violencia pública.

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