LA PAZ, Bolivia
AP

Una norma que permite cambiar de identidad de acuerdo con la preferencia sexual ha reavivado las diferencias entre el gobierno boliviano y los obispos católicos, que en alianza con iglesias evangélicas rechazan la reforma con movilizaciones callejeras.

«Algunos obispos son indisciplinados, no siguen los mensajes del hermano Papa Francisco que ha dicho que Dios quiere a todos sus hijos, estén como estén», dijo el presidente Evo Morales el viernes en alusión al pedido de anulación de la ley de identidad de género formulado por organizaciones católicas y evangélicas en una masiva marcha en la ciudad oriental de Santa Cruz.

El mandatario agregó que son manifestaciones de «intolerancia» de sectores conservadores. «No podemos excluir ni marginar» a personas por su orientación sexual, dijo. «Como país estamos atrasados, somos de los últimos en aprobar estas normas», añadió en rueda de prensa. Bolivia no tiene una ley de matrimonio gay.

A su vez, el Colectivo de Lesbianas, Gays, Travestis y Bisexuales (LGTB) llamó a una marcha en La Paz para defender la norma que entrará en vigor en agosto y para «exigir el respeto de los derechos de las personas con orientaciones sexuales distintas».

Para la Iglesia Católica se trata de una «norma que afecta la integridad de la familia, que no fue debatida suficientemente ni ha tenido consenso necesario», sostuvo el obispo Aurelio Pesoa, secretario general de la Conferencia Episcopal.

El Registro Cívico recibirá solicitudes de cambio de identidad desde agosto. El trámite será gratuito previo examen psicotécnico del solicitante para asegurar la convicción del pedido, según el reglamento.

Este no es el primer roce entre Morales, que es católico, y los obispos a los que suele llamar «jerarcas». La reforma constitucional de 2009 restó peso al catolicismo, la fe mayoritaria de los bolivianos. Luego el gobierno prohibió la enseñanza obligatoria en colegios y escuelas de ese credo y legalizó creencias religiosas indígenas.

La visita en julio de 2015 del papa Francisco, de quien Morales es un seguidor, ayudó a conciliar al gobierno con los obispos, pero las discrepancias han vuelto a aflorar.

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