BAGDAD
AP
Un importante comandante del Ejército iraquí murió en combates contra milicianos del grupo Estado Islámico en el norte del país, según indicó anoche el Ministerio iraquí de Defensa.
Ahmed Badr al-Luhaibi, comandante de la brigada 71 de la División 15, murió abatido por un francotirador durante una operación para recuperar un pueblo al sur de Mosul, indicó el Mando Conjunto.
La muerte del oficial «aumentará nuestra determinación para despejar» toda la provincia de Nineveh, que tiene Mosul como capital.
Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, cayó en manos del grupo armado EI durante su gran ofensiva en junio de 2014, en la que capturó un amplio territorio en el norte y oeste de Irak y casi un tercio de la vecina Siria. La ciudad, que se encuentra unos 360 kilómetros (225 millas) al noroeste de Bagdad, se convirtió también en la más grande bajo el califato proclamado por el grupo extremista en el territorio que controla.
A finales de marzo, las tropas del gobierno lanzaron una operación militar para despejar zonas entre Makmour y la vecina Qayara, a las afueras de Mosul, al este del río Tigris, y para cortar una de las rutas de suministro a la cercana zona de Shirqat, tomada por el grupo EI.
Sin embargo, es improbable que Mosul se recupere próximamente. Retomar la plaza sería una empresa enorme para las tropas iraquíes, pese al refuerzo de los ataques aéreos de la coalición que lidera Estados Unidos y de nuevos combatientes progobierno, en su mayoría de milicias chiíes.
Las autoridades iraquíes y estadounidenses han evitado poner un plazo a la operación de Mosul, indicando que llevaría muchos meses preparar al renqueante ejército iraquí.
Más de 6.700 iraquíes han cruzado desde abril a la provincia siria de Hassakeh, en el nordeste del país, utilizando las redes locales de contrabando.
ACNUR dijo el martes que los combates a las afueras de Mosul han desplazado a 14.000 iraquíes desde marzo. De ellos, más de 8.000 personas salieron de pueblos al este del Tigris, lo que puso más presión sobre los campos de refugiados y desplazados ya existentes.
Algunos de esos refugiados lograron escapar de Mosul.
No hay rutas seguras para los que escapan de la guerra, dijo Frédéric Cussigh, responsable de respuesta de campo de ACNUR en la semiautónoma región curda iraquí, en el norte.
Las «familias utilizan rutas secundarias, sobre todo de noche, cruzando terreno peligroso», explicó. La agencia de refugiados de la ONU ha recibido reportes de que algunas personas se vieron «atrapadas, heridas de gravedad o murieron en campos de minas en su camino hacia lugar seguro».
ACNUR advirtió que cuando se produzca, el asalto a Mosul podría provocar un desplazamiento masivo de unas 600.000 personas.
En Fallujah, Naciones Unidas estima que unos 50.000 civiles siguen atrapados en la ciudad, mientras que unas 42.000 personas han huido desde el inicio de la campaña a finales de mayo. Grupos humanitarios como Médicos Sin Fronteras y el Consejo Noruego para los Refugiados estiman que la cifra de personas huidas de Fallujah está más cerca de 30.000, por debajo de los cálculos de la ONU.
El conflicto en Irak ha obligado a 3,3 millones de personas a abandonar sus hogares. Irak también acoge a hasta 300.000 refugiados que han huido de la guerra civil en la vecina Siria. La mayoría vive en campos o en asentamientos improvisados.