Por MUNEEZA NAQVI y MANISH MEHTA
DEVADI VILLAGE, India
Agencia/AP

Durante dos años, el granjero tuvo esperanzas. Pidió prestados cientos de miles de rupias (miles de dólares) para construir un conducto que conectara el embalse local con sus campos de algodón y caña de azúcar. Hace dos años, el agua dejó de llegar. Las deudas siguieron creciendo.

Este mes, Srikrishna Pandit Agee caminó a sus tierras en Marathwada, una región en el centro de India devastada por dos temporadas consecutivas de monzones escasos y una dura sequía, y se ahorcó colgándose de un árbol.

«Fracaso constante de cosechas. Muy poca producción. No podía recuperar sus inversiones, no podía devolver los préstamos del banco. Por eso se mató», dijo su hermano, Umesh Pandit Agee. La viuda del campesino de 41 años se sentaba con sus tres hijos pequeños, sosteniendo una fotografía enmarcada de su esposo. La familia aún debe devolver los préstamos o corre el riesgo de perder su tierra.

Unos 400 agricultores se han suicidado en lo que va de año en la árida región de Marathwada, donde viven unos 19 millones de personas. Se encuentra en el próspero estado de Maharashtra y no es la única sumida en la sofocante miseria.

Los pozos secos, los escuálidos campos de caña de azúcar y los frutales marchitos en toda la región reflejan el sufrimiento de millones de indios en al menos una docena de estados, golpeados por una severa sequía.

Las lluvias del monzón, que suelen durar de junio a septiembre, son cruciales en un país donde el 60% de la población trabaja en agricultura y menos de la mitad de los campos de cultivo tienen sistemas de regadío.

Para el campesino medio, que vive de lo que gana de una temporada a otra, un monzón que no deja caer suficiente agua implica que la comida debe racionarse con cuidado porque tiene poco dinero para gastar.

Soñando con una buena cosecha, la mayoría de los agricultores de pequeña y media escala piden préstamos, a menudo con tasas de interés desorbitadas de hasta el 10% mensual, para comprar semillas y fertilizantes y arrendar tractores.

Las sequías consecutivas bastan para erradicar los escasos ahorros de la mayoría de los agricultores y dejarlos en la indigencia.

En Marathwada, los vecinos dicen que esta sequía es una de las peores que se recuerdan.

La situación era tan mala que en abril, el gobierno del estado empezó a enviar millones de litros de agua a Latur, el distrito más golpeado de Marathwada, en un «tren de agua».

Marathwada, que no tiene salida al mar, ha sufrido en el pasado escasez de agua, pero décadas de malas políticas agrícolas y de gestión de agua han puesto la región en una situación límite.

Sólo en el pueblo de Masurdi hay unos 70 pozos de entre 18 y 25 metros (de 60 a 80 pies) de profundidad, pero están todos secos, señaló el responsable local, Nana Berde.

El departamento meteorológico de India indicó que los monzones de este año podrían estar por encima de la media, al remitir el efecto de El Niño, un calentamiento en el este del océano Pacífica que provoca sequías en el sur de Asia.

En los ocho distritos de Marathwada, eso es aún un sueño lejano. Aunque las lluvias suelen comenzar en el extremo sur de India el 1 de junio, por lo general la zona no empieza a recibir el monzón hasta finales de junio.

En el pueblo de Taka, los vecinos esperan ansiosos el agua y se proponen aprovecharla todo lo posible. Están excavando un pozo, no por esperanzas de llegar a un acuífero, sino para crear espacio de almacenaje para cuando por fin lleguen las rubias.

400 agricultores

se han suicidado en lo que va de año en la árida región de Marathwada, donde viven unas 19 millones de personas.

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