MANILA, Filipinas
AP

Millones de filipinos hicieron fila bajo un sofocante calor hoy para votar en unas elecciones presidenciales donde las encuestas de opinión dan como favorito a un alcalde con tintes populistas que ganó apoyos con sus promesas de matar a los delincuentes y terminar con la corrupción en seis meses.

Cansados de la pobreza, la corrupción y los movimientos insurgentes en el interior del país, los votantes buscan un cambio radical en el gobierno y esperan que el hombre que lo lidere sea Rodrigo Duterte, un ex fiscal de 71 años, alcalde de la ciudad sureña de Davao.

Durante la campaña electoral, Duterte ha salpicado sus discursos con alardes sobre su potencia sexual gracias a la Viagra y bromas sobre violaciones. Pero el alcalde ha logrado sacar partido del descontento generalizado y los votantes están dispuestos a hacer la vista gorda ante su lenguaje grosero.

«Todos los que están en las drogas (…) realmente los mataré», dijo Duterte el sábado ante una multitud de seguidores en su mitin de cierre de campaña en Manila. «No tengo paciencia, no tengo término medio, o me matan o les mato idiotas».

El impetuoso Duterte, que ha sido comparado con el más que probable nominado republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con cerrar el Congreso y formar un gobierno revolucionario si los legisladores ponen trabas a su gobierno. Su comportamiento le ha ganado el apodo de «Duterte Harry» en referencia al personaje «Dirty Harry» (Harry el Sucio) de Clint Eastwood.

Esto ha alarmado a la clase política, que teme que Duterte eche por tierra el progreso económico que tanto costó conseguir bajo el mando del presidente saliente, Benigno Aquino III. Aquino calificó a Duterte de amenaza para la democracia y lo comparó con Adolf Hitler.

El lunes la jornada comenzó a las 6 de la mañana en la mayoría de los 92.509 centros de votación y terminó a las 5 de la tarde. El proceso se alargó una hora en precintos que abrieron tres o más horas tarde debido a problemas técnicos.

Los resultados se conocerán en al menos 24 horas, posiblemente más.

Además del alcalde, el exministro del Interior, Mar Roxas, el candidato apoyado por Aquino, y otros tres aspirantes luchan por dirigir una de las democracias más vivas del continente. Más de 45.000 candidatos adicionales se disputaban 18.000 puestos a nivel nacional, local y en el Congreso en unos comicios que con frecuencia se han visto opacados por la violencia y acusaciones de fraude, en especial en áreas rurales remotas.

Al menos 15 personas murieron en violencia relacionada con las elecciones y más de 4.000 fueron detenidos por violar una prohibición de armas, según la policía.

«Mostrémosle al mundo que, a pesar de nuestra profunda pasión y el respaldo a nuestros candidatos, podemos efectuar elecciones que son pacíficas y ordenadas y que reflejen el espíritu de la democracia», dijo Aquino, que votó tras hacer la fila como un votante más en una circunscripción de Manila.

El presidente de la Comisión Electoral, Andrés Bautista, dijo que no se esperaban problemas técnicos importantes en la votación a pesar de los enormes retos logísticos. Casi 55 millones de filipinos se registraron para votar en 36.000 centros en todo el archipiélago, compuesto por más de 7.100 islas, incluyendo en un pequeño pueblo de pescadores en una isla ocupada por Filipinas en el Mar del Sur de China en disputa.

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