Por JENNIFER PELTZ
NUEVA YORK
Agencia/AP

La jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos Sonia Sotomayor dijo que el alto tribunal necesita más diversidad en lo relativo a los antecedentes personales y la experiencia profesional de sus miembros, en un momento en que la existencia de una vacante ha vuelto a centrar la atención sobre la composición del ente.

Durante una charla en la Escuela de Derecho Brooklyn ayer, Sotomayor no se refirió directamente a la nominación del juez Merrick Garland, quien es altamente respetado pero no aporta diversidad racial, religiosa o educativa al alto tribunal, pero Sotomayor, la primera jueza latina en la corte, apuntó que «es importante que tengamos mayor diversidad en la Corte Suprema» y en la carrera judicial.

«Yo, por ejemplo, creo que existe una desventaja en tener (cinco) católicos, tres judíos, cada uno de una escuela de la Ivy League», varios jueces de la ciudad de Nueva York y ninguno especializado en delitos penales lejos de los delitos de cuello blanco, explicó Sotomayor.

Se conoce como Ivy League a un grupo de ocho universidades prestigiosas de Estados Unidos: Brown, Columbia, Cornell, Dartmouth, Harvard, Pennsylvania, Princeton y Yale.

La jueza y algunos de sus colegas ya manifestaron antes que el alto tribunal podría beneficiarse de tener una mayor diversidad, pero sus comentarios de ayer se producen en un contexto inusual, con una posible nominación en el limbo.

Desde que la muerte del magistrado conservador Antonin Scalia en enero dio al presidente demócrata Barack Obama la posibilidad de cubrir una vacante que podría alterar el equilibrio ideológico del ente, los senadores republicanos dijeron que no considerarán confirmación alguna antes de las elecciones presidenciales de noviembre.

Algunos grupos liberales esperaban que Obama, que antes había propuesto a Sotomayor y a la jueza Elena Kagan, optaría por otra mujer o un representante de una minoría. En cambio, propuso a Merrick Garland, el juez jefe de la Corte de Apelaciones de Estados Unidos para el Distrito de Columbia. Garland, de 63 años, es un ex fiscal blanco y judío que estudió en una universidad de la Ivy League e hizo carrera en la capital —y con reputación de centrista que la Casa Blanca podría haber pensado explotar para presionar a los republicanos a considerarlo.

Sotomayor no mencionó concretamente a Garland ni se refirió a la nominación, pero en una respuesta a preguntas de los asistentes relacionados con la diversidad, dijo que sentía que los diversos orígenes ayudan a los jueces «a educarse entre sí para ser mejores oyentes y mejores pensadores, porque entendemos las cosas desde la experiencia».

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