Islamabad
DPA
La cifra de muertos en el atentado suicida perpetrado el domingo en un parque de la ciudad paquistaní de Lahore ascendió a 74, informa hoy el diario «Dawn», que reportó la muerte de dos jóvenes de 17 y 18 años como consecuencia de las heridas.
El terrorista suicida hizo estallar los explosivos que portaba consigo junto al área de juegos infantiles de un concurrido parque de la ciudad situada en el este de Pakistán.
Sin embargo, ayer se manejaba que las fuerzas de seguridad paquistaníes detuvieron a más de 5.221 sospechosos tras el atentado talibán perpetrado en un parque repleto de familias,
De los detenidos, 5.005 fueron puestos después en libertad, y 216 sospechosos permanecen bajo custodia policial, informó Rana Sanaullah, el ministro de Justicia de la provincia de Punjab, de la que es capital Lahore.
Pero por el momento sigue sin estar claro cuántos de los detenidos estuvieron realmente implicados en el atentado.
Unas 190 personas continúan entretanto ingresadas en hospitales. Shaheed Saeed, un médico del hospital de Jinnah en Lahore, informó de que aún hay algunos heridos que continúan en estado crítico. Además, cuatro víctimas siguen pendientes de identificación.
El grupo talibán paquistaní Jamaat ul Ahrar asumió la autoría del atentado. Su portavoz dijo que el objetivo eran el Gobierno y los cristianos. El domingo había en el parque unas 7.000 u 8.000 personas. Muchos eran cristianos que celebraban allí la Pascua.
La provincia de Punjab, cuya capital es Lahore, es también donde asienta gran parte de su poder el primer ministro Nawaz Sharif.
Cientos de extremistas islámicos que protestaron violentamente por el ahorcamiento de un hombre que mató a un gobernador laico siguieron manifestándose ayer en la capital de Pakistán, pese a las advertencias del gobierno.
La protesta liderada por el grupo suní paquistaní Tehreek congregó a más de 10.000 manifestantes en Islamabad el domingo, que dañaron edificios y paradas de autobús. El martes permanecían en el lugar unas 700 personas, paralizando las partes más sensibles de la capital, según dijo el agente de policía local Mohammad Kashif.
Los manifestantes demandan que Pakistán aplique estrictamente la Sharia, o ley islámica, tras la ejecución del agente de policía Mumtaz Qadri, que mató al gobernador Salman Taseer en 2011. El grupo también reclama que se ahorque a una mujer cristiana llamada Aasia Bibi, acusada de blasfemia y a la que apoyó Taseer.
La sentada seguía el martes a pesar de la advertencia realizada durante la noche por el primer ministro Nawaz Sharif, que apuntó que su gobierno luchará contra los extremistas.