Buenos Aires
AP

El conservador Mauricio Macri completa sus primeros e intensos 100 días de gestión en medio de una negociación con los fondos «buitre» para poner fin al «default» de Argentina que pone a prueba su gobernabilidad con un Congreso sin mayorías propias.

Tras el cierre de la era kirchnerista que gobernó durante doce años el país sudamericano, Macri dio un fuerte giro político y económico en poco más de tres meses.

Barrió con las restricciones en el mercado cambiario y devaluó un 50 por ciento la moneda nacional, sin domar la aceleración de la inflación, mientras aguarda cerrar el acuerdo con los fondos especulativos de inversión que poseen bonos soberanos argentinos, por cerca de 12 mil millones de dólares, para regresar a los mercados internacionales, conseguir financiamiento más barato y atraer nuevas inversiones que impulsen una economía estancada.

En ese contexto, el líder del partido de centroderecha PRO y el frente Cambiemos comenzó a reconstruir en cuestión de semanas las relaciones exteriores con la Unión Europea y Estados Unidos, que coronará la semana próxima con la primera visita del presidente Barack Obama a la Argentina. «Para el mundo es impresionante lo que hemos hecho», aseguró el mandatario argentino.

El escenario político local que enfrenta Macri, exalcalde de la ciudad de Buenos Aires, es más complejo.

Consciente de que necesita el apoyo de la oposición para avanzar con sus proyectos en el Congreso, se benefició con las divisiones que atraviesa el peronismo mientras el kirchnerismo busca su nuevo lugar.

El oficialismo logró un fuerte respaldo en la Cámara de Diputados al proyecto de ley que habilita el acuerdo con los denominados fondos «buitre», con votos favorables de sectores del peronismo más dialoguista y otras fuerzas opositoras.

El mayor desafío llegará en pocos días cuando se vote en el Senado, dominado por el Frente para la Victoria (FpV) kirchnerista, en momentos en que crecen los escándalos de corrupción que podrían salpicar a integrantes de los gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y de su esposa y sucesora Cristina Fernández (2007-2015).

Macri planteó que, en caso de no contar con la aprobación del acuerdo con los fondos «buitre», se impondría un escenario de «ajuste o hiperinflación, no hay alternativa».

El clima social, afectado por una inflación que en febrero alcanzó entre el 4 y el 4,8 por ciento, con una variación interanual de al menos un 33 por ciento, también se caldeó estos meses por numerosos despidos tanto en la administración pública como en la actividad privada.

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