GINEBRA
AP
Un informe de Naciones Unidas que documenta crímenes generalizados, como niños y discapacitados quemados vivos o combatientes que pueden violar a mujeres como forma de pago, muestran que Sudán del Sur enfrenta «uno de los escenarios de derechos humanos más horrible del mundo», dijo hoy el responsable de Derechos Humanos de la ONU.
Zeid Raad al-Hussein lamenta que la crisis que afecta al joven país, con solo cinco años de historia, haya estado «más o menos fuera del radar internacional». Los ataques contra civiles, desapariciones forzosas, violaciones y otros abusos podrían constituir crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, explicó el departamento.
El documento publicado hoy por la ONU es el resultado del trabajo de un equipo de evaluación que viajó al país entre octubre y enero. Los «agentes estatales» son los mayores responsables del delito, apuntó. Zeid recomienda al Consejo de Seguridad de la ONU que considere ampliar las sanciones que ya pesan sobre el país imponiendo un «embargo de armas integral» y que se estudie remitir el tema a la Corte Penal Internacional si fallan otras vías judiciales, agrega.
El informe citó los casos de padres obligados a ver cómo sus hijos eran violados y añade que los investigadores recibieron información de que algunas milicias armadas afiliadas a fuerzas gubernamentales «confiscaron ganado, robaron bienes personales, violaron y secuestraron a mujeres y niñas» como forma de pago.
«La cantidad de violaciones y violaciones en grupo que se describen en el informe deben ser solo una parte del total real», señaló Zeid en un comunicado. «Este es uno de los escenarios de derechos humanos más horribles del mundo, con el uso masivo de la violación como un instrumento de terror y arma de guerra, y que sin embargo está más o menos fuera del radar internacional».
La situación de derechos humanos se ha «deteriorado dramáticamente» desde el estallido de la guerra civil en diciembre de 2013, dice el documento. La crisis partió de un enfrentamiento entre el presidente, Salva Kiir, y su segundo, Riek Machar, que derivó en una rebelión armada. Decenas de miles de personas murieron y al menos dos millones de personas tuvieron que dejar sus hogares.
El informe de 17 páginas destaca que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo ya en mayo de 2014 que había «motivos razonables» para considerar que en Sudán del Sur se habían cometido crímenes contra la humanidad. En una señal de lo poco que se ha avanzado desde entonces, el documento apunta que «los asesinatos, la violencia sexual, los desplazamiento, la destrucción y el saqueo eran las señas del conflicto en 2014 y no disminuyeron durante 2015».