ATENAS
AP
Autoridades griegas esperan poder vaciar el abarrotado campo de refugiados instalado en la frontera entre Grecia y Macedonia en dos semanas, mientras cada vez convencen a más personas para trasladarse a albergues cercanos construidos por el gobierno.
Nikos Toskas, viceministro de Orden Público, descartó el uso de la fuerza para desalojar a las 14.000 personas acampadas a la intemperie en la frontera, cerca de la localidad de Idomeni, en condiciones cada vez más precarias.
«Tenemos que convencerlos (para trasladarlos) y no podemos hacerlo usando gas lacrimógeno. La mitad son mujeres y niños», dijo Toskas en la televisora privada Mega el viernes.
Por el momento, unas 800 personas decidieron abandonar el campo, aunque cada día llega a la zona un número mayor de refugiados, apuntaron las autoridades.
Macedonia cerró su frontera al paso de migrantes y refugiados esta semana después de que Austria y varios países de los Balcanes comenzasen a imponer restricciones en febrero.