Dublín
DPA

Hace pocos años, Irlanda estaba sumida en la crisis económica y financiera. Ahora, el país se ha convertido en el alumno modelo, pero el primer ministro, Enda Kenny, podría tenerlo difícil en las elecciones parlamentarias del 26 de febrero.

Se podría hablar de una «paradoja irlandesa». Desde 2011, Kenny y su gran coalición consiguieron sacar al país del valle de lágrimas en el que se encontraba. El país está a la cabeza de Europa en crecimiento económico, con un siete por ciento a finales de 2015, mientras que el desempleo cayó del 14 al 8,8 por ciento.

Pero tanto el partido conservador de Kenny, Fine Gael, como sus socios laboristas se tambalean en las encuestas. Kenny logra sólo un 26 por ciento, mientras que los laboristas se desplomaron hasta el ocho por ciento. Si se cumplen las encuestas, la coalición perdería la mayoría y no se atisba la formación de otra.

«Ofrecemos un Gobierno estable con un plan que se puede pagar y convertir en realidad», afirma Kenny. «Tenemos que continuar con nuestro trabajo», agrega. El lema de su partido es «continuando con la recuperación».

Pero no todos los irlandeses perciben esa recuperación. La cifra de personas sin hogar aumentó considerablemente y casi el 30 por ciento de la población sufre síntomas de escasez y pobreza. Según los críticos, el crecimiento y la recuperación es sólo una cara de la moneda.

Quien sí está registrando un ascenso es el izquierdista Gerry Adams y su partido republicano, el Sinn Fein. Las encuestas le dan un 17 por ciento, pero también convive con el lastre de la cercanía que mostró en el pasado su partido con el grupo armado IRA, aunque Adams no se cansa de repetir que él nunca fue comandante de la organización.

Pero no es ese el único motivo por el que Kenny ya ha rechazado una colaboración con el Sinn Fein. «Si tras las elecciones el Sinn Fein forma Gobierno, nuestro país acabará como Grecia», advirtió el ministro de Finanzas, Michael Noonan.

Si no hay sorpresas, la formación de Gobierno podría convertirse en un proceso complicado.

También hay que tener en cuenta al partido de centro-derecha Fianna Fail, la segunda formación conservadora del país. Pero fueron ellos los que estaban al frente del Gobierno cuando Irlanda cayó en la catastrófica crisis de deuda y tuvo que ser rescatada por la Unión Europea. «No devolveremos el país a quienes lo destrozaron», advirtió Kenny.

Según los comentaristas, tras las elecciones a Kenny posiblemente no le quede más opción que recurrir a los independientes, que podrían logar un 12 por ciento de los votos.

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