Berlín
DPA
El gobierno de Alemania condenó hoy los nuevos episodios xenófobos que sacudieron al país el fin de semana y desataron una ola de repudio.
«No podemos esperar a que haya un primer muerto. Necesitamos una nueva cultura de la protesta», urgió el ministro alemán de Justicia, Heiko Maas, en declaraciones que adelanta hoy el grupo editorial Funke.
Maas llamó a la «mayoría silenciosa» a no seguir callando y fustigó con dureza las agresiones verbales a refugiados que se repitieron este fin de semana y se viralizaron en las redes.
«El que prende fuego a hogares de asilo o lo aplaude con manifiesta satisfacción, ése no tiene ni justificativo ni disculpa. Es el colmo de la brutalidad y el primitivismo», se indignó el ministro del gobierno de la canciller Angela Merkel.
La jefa de gobierno se sumó a las condenas a través de su portavoz, Steffen Seibert, quien calificó los incidentes registrados en estado federado de Sajonia de «profundamente vergonzosos» y de «crueles» a quienes hostigan a los refugiados.
El principal partido de la oposición en Alemania, el Partido La Izquierda, demandó una declaración de gobierno por parte de la canciller, en tanto que Los Verdes solicitaron una sesión extraordinaria del Parlamento.
El jefe de gobierno de Sajonia, el democristiano Stanislaw Tillich, admitió ante la televisora N24 que la extrema derecha representa un problema en su región. «Esto no se puede expresar en palabras», señaló Tillich sobre los nuevos episodios de xenofobia en su región.
El presidente de Los Verdes, Cem Özdemir, acusó al gobierno de Sajonia de minimizar el ultraderechismo. «Todo el mundo sabe que en Sajonia hay un problema de radicalismo de derechas. Ya lo tenía en la época de la RDA. Es algo que se puede constatar leyendo», dijo a la televisora ARD.
La creciente tensión racista que vive Alemania ante la ola de refugiados tuvo un nuevo capítulo el fin de semana cuando un incendio al parecer intencional destruyó un futuro hogar de acogida en Bautzen, mientras varios vecinos aplaudían el incidente e intentaban impedir la actuación de los bomberos.
La Fiscalía de Görlitz anunció la apertura de diligencias contra tres jóvenes de 19 y 20 años. «No vamos a permitir que un par de cabezas de chorlito nos arruinen la ciudad», prometió el alcalde de Bautzen, el independiente Alexander Ahrens.
El jueves pasado, una turba racista bloqueó el acceso de un autobús de refugiados a un hogar de asilo en Clausnitz, también en el este del país.
Los videos de mujeres y niños llorando de miedo dentro del vehículo y las imágenes de un policía sacando por la fuerza a un niño aterrado que no quería salir del autobús se viralizaron y aumentaron la presión sobre los agentes.
El alcalde de Clausnitz, el independiente Michael Funke, sostuvo que el incidente fue protagonizado por gente de fuera del lugar. «Yo no los conocía», recalcó y responsabilizó de lo ocurrido a «un turismo alborotador».
El director del centro de refugiados de Claunitz, quien además es miembro de la agrupación populista de derechas Alternativa para Alemania (AfD), fue separado del cargo.
Incidentes de este tipo se vienen repitiendo en los últimos meses en señal de la creciente tensión por la llegada masiva de refugiados -1,1 millones sólo en 2015- y los desafíos que plantea su integración.