MONTERREY, México
AP

Un motín que dejó 49 reos muertos, golpeados o quemados vivos, plantea serias dudas sobre el poder de las bandas, la extorsión y las violaciones de derechos humanos en las sobrepobladas cárceles mexicanas, donde quienes están a la espera de juicio conviven con algunos de los asesinos más curtidos del mundo.

Estas preguntas no son ajenas a Victoria Casas Gutiérrez, una limpiadora que ayer esperó durante horas a tener noticias sobre su hijo Santiago Garza Casas, de 21 años, que enfrenta juicio por actuar como presunto vigilante para una banda criminal.

Santiago entró al penal de Topo Chico en septiembre por faltar a una cita de la libertad condicional. Allí pronto se mezcló con sus residentes, entre los que hay asesinos.

Con sus conexiones con las bandas y acceso a drogas y armas, son muchos los que dicen que los Zetas y el cártel del Golfo son quienes mandan en la prisión.

«Piden cuotas y si los familiares no traen cierta cantidad… Los golpean», explicó Casas Gutiérrez. La cantidad depende de sus delitos, pero puede llegar a ser de miles de pesos. «A veces tenemos que vender nuestras casas».

«Hay vicio adentro y todo lo que hay adentro es culpa de ellos, de las autoridades», agregó.

Casas Gutiérrez tuvo suerte, el nombre de su hijo no estaba en la lista de 40 muertos publicada ayer, pero algunos cuerpos estaban tan carbonizados que pasarán días hasta que puedan ser identificados.

A las puertas de la prisión, la situación era dantesca: Los familiares, aterrorizados, esperaban la aparición de nuevos nombres en el listado publicado en dos hojas de papel pegadas en la pared.

«¡Ayyy, mi hijo está en la lista!», gritó María Guadalupe Ramírez, de 63 años, al ver escrito el nombre de José Guadalupe Ramírez Quintero, de 26. Se desmayó en los brazos de su hija y de trabajadores de una ONG.

Las autoridades permitieron que cientos de familiares entraran al penal ayer por la tarde. Pero incluso quienes pudieron confirmar que sus seres queridos sobrevivieron al motín, temían por seguridad.

Rodríguez dijo por la mañana que había 52 reos muertos, aunque horas después redujo la cifra a 49. El motivo del cambio no estuvo claro.

El gobernador leyó en una rueda de prensa los nombres de 40 víctimas confirmadas. Dijo que hay otros cinco cuerpos calcinados y cuatro más pendientes de ser identificados. Uno de los heridos estaba grave.

El enfrentamiento comenzó alrededor de la medianoche del miércoles cuando los presos prendieron fuego a una bodega donde se guardan víveres. Pudo verse a rescatistas trasladando a reos heridos — algunos con quemaduras — desde la prisión.

El Gobernador explicó en un primer momento que la pelea enfrentó a dos bandos rivales liderados por Juan Pedro Zaldívar, alias «Z-27» y que es considerado miembro de Los Zetas, y Jorge Iván Hernández Cantú, quien fue identificado por medios mexicanos como miembro del cártel del Golfo.

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