Por CIARAN GILES
MADRID
AP
Los flamantes parlamentarios españoles ocuparon hoy sus bancas en el Congreso de los Diputados tras las elecciones del 20 de diciembre, que no dejaron un resultado definitivo, y con la formación del próximo gobierno aún en el aire.
Días o semanas después de la sesión de apertura, el rey Felipe VI se reunirá con los líderes de los partidos para determinar quién está en mejor posición de formar gobierno.
El conservador Partido Popular, en el gobierno, logró 123 escaños pero no tiene mayoría suficiente en la cámara de 350 escaños. El opositor partido socialista (PSOE) consiguió 90 bancas, seguido por el grupo de ultraizquierda Podemos y sus aliados con 69 y el centrista Ciudadanos con 40. Los 28 escaños restantes fueron para seis partidos más pequeños.
Es la primera vez en los 40 años de democracia española luego de la dictadura franquista que el parlamento resulta tan fragmentado, con al menos cuatro partidos en condiciones de llegar al poder.
De forma tradicional, el monarca invita al líder del partido más votado a formar un gobierno, pero puede optar por otros si pueden ofrecer una opción más estable.
El congreso elegirá un presidente de la cámara que visitará luego al rey para iniciar el proceso de consultas.
El dirigente partidario designado debe ganar un voto de confianza en el congreso para asumir. Si el asunto no se resuelve en los dos meses siguientes a la primera votación, se convoca a nuevas elecciones.
Hasta el momento, ningún candidato parece contar con apoyo suficiente.
El presidente del gobierno en funciones, Mariano Rajoy del Partido Popular, reiteró el miércoles su exhortación a los partidos que coinciden en los mismos principios constitucionales que lo apoyen en un gobierno minoritario que tendría gran respaldo popular. Pero hasta el momento los socialistas se han negado a apoyarlo y Ciudadanos ha dicho que se abstendrá.
Por su parte, el PSOE ofrece encabezar una amplia alianza de partidos de centro e izquierda, pero para ello necesitaría el apoyo de Podemos, que este partido se niega enérgicamente a otorgar.