Por CHRISTOPHER SHERMAN
LOS MOCHIS / Agencia AP
La casa donde el capo mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán trató de refugiarse por última vez no era algo fuera de lo común: más bien estaba a plena vista en la esquina de una avenida concurrida de cuatro carriles en un barrio preferido por los políticos de la ciudad mexicana de Los Mochis.
La casa parece más un consultorio médico que una residencia. La construcción de dos pisos está retirada de la calle y oscurecida completamente por las copas de árboles frondosos. Hay una escuela Montessori a la vuelta.
La madre del gobernador del estado de Sinaloa, Mario López Valdez, tiene una casa a dos cuadras de distancia, con presencia policial las 24 horas. López Valdez dijo el sábado que le sorprendió que la recaptura de Guzmán ocurriera en Los Mochis, una ciudad de unas 250.000 personas cerca de la costa del Golfo de California.
«Tengo 50 años aquí y en esos 50 años nunca he escuchado un rumor, un señalamiento, nunca vi una nota de que esta persona pudiese encontrarse en Mochis o que pudiera estar viviendo en Mochis», dijo López Valdez.
Sin embargo, los hombres de Guzmán parecían haber hecho preparativos en caso de que necesitaran la casa alguna vez.
Hace más de un año, dos hermanos que habían vivido allí mientras dirigían una iglesia Bautista en la ciudad, vendieron o alquilaron la propiedad, dijo una mujer que ha trabajado en la calle desde hace años, pero que se negó a dar su nombre por razones de seguridad. Hasta entonces parecía mucho a otras casas del barrio, con una cochera abierta protegida por una puerta de metal.
Sin embargo, un mes o dos de renovaciones intensivas transformaron la casa en una estructura que arquitectónicamente no era nada especial pero quedó completamente cerrada. Se instalaron ventanas y puertas de cristal nuevas con rejillas y se erigieron muros nuevos que llegaban a la acera.
Después de un tiroteo la noche del viernes, el vestíbulo de azulejos que sigue a la puerta principal de cristal estaba manchado de sangre y los especialistas forenses con trajes blancos trabajaban en el interior.
Los nuevos propietarios también instalaron cámaras de vigilancia, pero pasaron meses después de que se finalizaron las renovaciones y la propiedad parecía deshabitada. Fue apenas después de que terminó su trabajo la noche del jueves que la mujer se dio cuenta de que había una camioneta grande negra estacionada frente a la casa. Dijo que nunca había visto el vehículo antes.
Alrededor de las 4 de la mañana del viernes, efectivos de la Marina mexicana tomaron la casa por asalto, que según funcionarios del gobierno estaba bajo vigilancia desde hacía semanas. Los vecinos dijeron que se produjo un tiroteo intenso durante unas dos horas. Se aventuraron a salir a la calle después de escuchar en las noticias lo que había sucedido. Cinco hombres armados murieron y seis más fueron detenidos.
Al menos uno de los hombres armados cayó muerto en una casa en construcción del otro lado de la manzana.
Efectivos de la Marina mexicana fuertemente armados alejaron a los curiosos del sitio el sábado, mientras un contingente de periodistas bloqueaba un carril de la avenida a pocas cuadras de la casa. En una intersección, alguien levantó una tapa de alcantarilla y encontró un fusil de asalto abandonado. Finalmente llegó un equipo de marinos, retiró a los reporteros que habían ingresado a la red de alcantarillado y aseguró el arma larga.
Guzmán parecer había huido de la casa por el sistema de alcantarillado y emergió a varias cuadras de distancia, donde abordó un vehículo y continuó su fuga hasta que las autoridades finalmente lo atraparon.
La notoriedad de la zona ha estado creciendo. Una familia se detuvo al pasar por la zona y posó para tomarse fotos fuera del Hotel Doux, en las afueras de Los Mochis, donde los marinos detuvieron brevemente a Guzmán después de la redada.