SANTIAGO, Chile
AP

Encapuchados protagonizaron violentos disturbios ayer durante una marcha con la que unas 2 mil personas recordaron el octavo aniversario del asesinato del joven mapuche Matías Catrileo, baleado por la espalda por un policía.

Los disturbios se registraron en el principal paseo peatonal capitalino, cuando grupos de individuos se descolgaron de la marcha, cubrieron sus rostros y emprendieron contra vitrinas de tiendas y bancos, quemaron basureros y lanzaron bombas incendiarias contra efectivos antimotines, según observaron periodistas de The Associated Press.

La policía dispersó a los encapuchados con gruesos chorros de agua, mientras decenas de personas que transitaban por el paseo buscaron refugio en algunos negocios o huyeron hacia calles aledañas. Hubo al menos tres detenidos.

La marcha conmemoraba el aniversario de la muerte del joven mapuche Matías Catrileo, un estudiante de agronomía que junto a otros jóvenes mapuches ingresaron el 3 de enero de 2008 al predio Santa Marta, en el sur, hasta que policías los desalojaron violentamente. La investigación judicial estableció que un policía disparó su arma contra el joven.

El policía, Walter Ramírez, alegó defensa propia, pero expertos forenses demostraron que mentía y después de un tiempo fue condenado a tres años de prisión, aunque en libertad condicional, pese a lo cual siguió en las filas policiales. La presión de la familia de Catrileo y de sus abogados logró que fuera expulsado de las filas institucionales.

Los mapuches, la mayor etnia chilena, vive en unas 2 mil 800 comunidades, la mayoría en el sur, de las cuales unas 200 luchan por la devolución de las tierras de sus ancestros, hoy en manos de grandes forestales y agricultores y parceleros. Rechazan la política oficial de repartirles pequeños terrenos que muchas veces no son aptos para la agricultura luego de haber sido explotados por forestales, o porque carecen de dinero para trabajarlos.

Además son la etnia originaria de Chile que combatió por más de tres siglos a los conquistadores españoles, mientras los indígenas de otras naciones de la región habían sido sometidos. Sólo fueron reducidos por la fuerza de las armadas del Estado chileno en el siglo XIX, que los empujó a zonas del sur donde la mayoría vive en medio de la pobreza.

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