SIDI BOUZID, Túnez
Agencia dpa

Un conjunto de agrupaciones que ganaron el Premio Nobel de la Paz junto con residentes del centro del país celebraron hoy el quinto aniversario de la muerte de un desesperado vendedor callejero que se prendió fuego y, sin saberlo, detonó un movimiento de protesta que recorrió el mundo árabe.

El conjunto de agrupaciones — llamado el Cuarteto para el Diálogo Nacional en Túnez y que agrupa a la central sindical, el colegio de abogados, un grupo de derechos humanos y la asociación de empleados — participaron en una ceremonia en Sidi Bouzid, el epicentro de la revolución de Túnez, donde el vendedor de fruta Mohamed Bouazizi se prendió fuego el 17 de diciembre de 2010.

El gesto inició protestas de los pobres y frustrados tunecinos, que provocaron la caída de un líder autocrático y provocaron revueltas en otras partes.

Túnez es el único país que salió del proceso con una incipiente democracia, pero enfrenta la amenaza del extremismo islamista, que recorre la región desde la vecina Libia a Siria.

Hoy en día, en la avenida principal, hay una estatua en honor al carrito de frutas que usaba Bouazizi. Se ven enormes carteles y afiches con la imagen del vendedor, hoy en día considerado un héroe nacional. Sin embargo, para los habitantes de la zona, los problemas perduran.

«Desde el 17 de diciembre lo único bueno que ha ocurrido es que tenemos libertad de expresión», dijo Jamel Saghrouni, quien fue al colegio con Bouazizi y hoy en día está desempleado a pesar de tener un título universitario en literatura francesa.

«Pero hay corrupción, no hay empleo, no hay progreso», se quejó Saghrouni. «Podemos decir lo que pensamos, pero no podemos hacer nada».

La dirigencia tunecina ha tratado de colocar los cimientos para una democracia en una tierra que no ha conocido ese sistema desde que se independizó de Francia en 1956.

Ha sido un camino largo y tortuoso, y el Cuarteto para el Diálogo Nacional ganó el Nobel por haber evitado el colapso del sistema. En el 2013 hizo frente a la crisis política llamando a líderes rivales a establecer un gobierno de transición que pueda convocar a elecciones. Los partidos políticos dialogaron hasta poder redactar una nueva constitución.

«Le enviamos un mensaje de esperanza a la población de Sidi Bouzid y a otras regiones que han quedado olvidadas», dijo a la AP Abdessattar Ben Moussa, director de la Liga Tunecina para la Defensa de los Derechos Humanos.

Agregó que lo hacen «porque cinco años después de la revolución, no ha habido solución a los problemas sociales y económicos que la población enfrenta».

A diferencia de las vecinas Libia o Egipto, Túnez se ha esforzado para erigir las estructuras de una democracia y para educar a la población sobre ese sistema. Sin embargo, al igual que sus vecinos, ha tenido que enfrentar la amenaza del extremismo islámico.

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