Buenos Aires
Agencia dpa

El conservador Mauricio Macri asumirá mañana la presidencia de Argentina con el reto de gestar un pacto de gobernabilidad que le permita encarar varios desafíos urgentes, en un giro histórico hacia la centroderecha luego de 12 años de gobiernos kirchneristas.

Macri fue elegido presidente por el frente opositor Cambiemos en la segunda vuelta y no contará con mayorías propias en el Congreso, donde el Frente para la Victoria (FpV) kirchnerista dominará el Senado y será la primera minoría en la Cámara de Diputados.

Será el primer mandatario desde el regreso de la democracia en 1983 a la Argentina que no pertenece al Partido Justicialista (PJ, peronista) o la Unión Cívica Radical.

El alcalde saliente de la ciudad de Buenos Aires, empresario y expresidente del popular club de futbol Boca Juniors, de 56 años, lidera el partido de centroderecha PRO, que tejió la alianza electoral Cambiemos con la UCR y la Coalición Cívica.

Un acuerdo de gobernabilidad con sectores del peronismo podría darle oxígeno para avanzar en los primeros meses con leyes en el Congreso para combatir la ola de inseguridad y el narcotráfico y modificar impuestos, entre otros temas candentes.

El nuevo gobierno se comprometió en tanto a eliminar las restricciones en el mercado de cambios en cuanto se den «las condiciones necesarias» y evitar que la eliminación de subsidios y una devaluación del peso tengan fuerte impacto inflacionario. Lanzará un «shock de medidas», anticipó su futuro jefe de Gabinete, Marcos Peña.

«No sé cuál será la tolerancia social a estos ajustes», advirtió a la agencia dpa el economista jefe de la consultora Management & Fit, Matías Carugati, en un país con al menos el 20 por ciento de su población sumida en la pobreza.

Varios referentes peronistas enviaron ya señales de cooperación al futuro gobierno, en especial desde las provincias más afectadas por las crisis de las economías regionales.

Pero es una incógnita el papel que ocupará la presidenta saliente, Cristina Fernández de Kirchner, en la oposición, en particular luego de la tensa transición que encabezó y su decisión de no asistir al traspaso de mando, hechos que la mantuvieron hasta último momento en el candelero político.

Macri designó un gabinete de ministros signado por personalidades del mundo empresarial y financiero, con una cuota de miembros de la UCR y varios hombres de confianza que ya lo acompañaron en su gestión en la capital. En vez de apostar por un «superministro» de Economía, decidió armar un minigabinete económico de seis carteras, liderado por el futuro ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay.

El político liberal, que se define como «un emergente de la crisis de 2001», buscará en tanto «desideologizar» las relaciones internacionales de la Argentina, que durante la era kirchnerista se inclinaron hacia Venezuela, Rusia y China.

Macri intentará dar una nueva dinámica al Mercosur y converger hacia la Alianza del Pacífico en pos de nuevos mercados para las exportaciones argentinas, que en los últimos tiempos perdieron competitividad por la sobrevaluación del peso y la recesión en Brasil.

En el plano internacional, el nuevo gobierno aspira a mejorar las relaciones con Estados Unidos y podría concretar para el año próximo una visita de Barack Obama, quien durante los gobiernos kirchneristas evitó pisar tierra argentina. Tiene decidido en tanto ejercer presión sobre Venezuela, con el reclamo de liberación de los dirigentes opositores encarcelados.

Artículo anteriorMandato de Cristina Fernández termina hoy
Artículo siguienteAl menos 12 migrantes mueren en naufragio en aguas griegas