Brasilia
Agencia dpa

La corrupción en Brasil se convirtió en la mayor preocupación en el país, sigue dañando la imagen de la presidenta Dilma Rousseff y comienza a desmoronar el masivo respaldo popular que supo tener su antecesor Luiz Inacio Lula da Silva, reveló un sondeo de Datafolha.

Según los datos, el 34 por ciento de los brasileños consideran que el mayor problema actual del país es la corrupción, algo que ocurre por primera vez desde 1996, cuando Datafolha comenzó a incluir ese tema en la lista de las preocupaciones de la población.

La corrupción pasa a ser el mayor dolor de cabeza de los brasileños en el marco de la operación Lava Jato, que reveló una colosal trama de pagos de sobornos, fraudes en licitaciones, desvíos de fondos y supervaloración de contratos en la petrolera estatal Petobras.

El caso golpea de lleno a Rousseff y Lula (2003-2010) y al gobernante Partido de los Trabajadores (PT), que a instancias de las revelaciones tiene a importantes dirigentes del PT presos.

Los desmanes en la estatal se dieron entre 2004 y 2014, periodo que abarca los dos mandatos de Lula (2003-2010) y el primero de Rousseff (2011-2015).

Además, ocurrieron cuando la actual presidenta, en su calidad de ministra de Minas y Energía primero y jefa del Gabinete presidencial de Lula después, presidió el Consejo de Administración de la petrolera estatal.

La dimensión de las revelaciones vinculadas al caso Petrobras puso a la corrupción, en lo que respecta a las preocupaciones de los brasileños, por encima de asuntos como salud (16%), desempleo (10%), educación y violencia (8%) y economía (5%).

Respecto a Rousseff, los datos indican que el porcentaje de electores que califican su Gobierno como «malo o pésimo» cayó de un 71 a un 67 por ciento entre agosto y noviembre.

Esos cuatro puntos porcentuales menos de rechazo, en tanto, no se trasladaron en la misma proporción al índice de aprobación de su segundo mandato, iniciado el 1 de enero de este año.

El respaldo a la mandataria aumentó de un ocho a un diez por ciento en el período mencionado, variación que se ubica dentro del margen de error del estudio, que es de dos puntos porcentuales hacia arriba o hacia abajo.

Pero pese a la caída de la reprobación y al marginal aumento de respaldo, Rousseff ostenta la segunda peor evaluación desde que llegó al gobierno por primera vez, en enero de 2011, y el índice de aprobación más bajo obtenido por todos los presidentes de la República desde 1990, cuando Datafolha comenzó a realizar estos sondeos.

Los desdoblamientos del escándalo en Petrobras también están haciendo desmoronar el lugar de privilegio que el ex presidente Lula supo tener a partir de que gobernó el país, entre 2003 y 2010.

En el presente estudio, el favorito a conquistar la Presidencia en las próximas elecciones nacionales, en 2018, es el senador Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), con un 31 por ciento de las intenciones de voto.

Detrás figuran técnicamente empatados Lula da Silva, que obtuvo el 22 por ciento, y la ex ministra de Medio Ambiente Marina Silva, con un 21 por ciento.

Las preferencias a favor de Neves y Silva presentan una tendencia opuesta en relación con la encuesta anterior, divulgada en agosto. La intención de voto por Neves cayó de un 35 a un 31 por ciento, al tiempo que la de Silva aumentó de un 18 a un 21.

Artículo anteriorCorte Suprema de EE. UU. rechaza apelación de estados mexicanos
Artículo siguienteIzquierdistas rechazan propuesta de Mas para Cataluña