París/Moscú
Agencia dpa

Francia y Rusia acercaron sus posturas tras los atentados perpetrados en París y el derribo de un avión de pasajeros ruso en la península del Sinaí.

_Inter29_2aEl presidente francés, François Hollande, abrió la puerta a coaliciones impensables hasta hace muy poco.

Identificado el enemigo común, el Estado Islámico, otros conflictos y diferencias recientes son relegados a segundo plano. Sin embargo, hay un punto de discordia entre los países difíciles de superar: el futuro papel del presidente sirio, Bashar al Assad.

Los portahelicópteros franceses «Mistral» fueron motivo de uno de los encontronazos más destacados entre ambos países recientemente. Durante la crisis ucraniana, operaciones comerciales entre París y Moscú fueron abortadas cuando Francia recibió presiones de otros países occidentales para suspender la compra por parte de Rusia de dos buques «Mistral».

Sin embargo, ese bache en las relaciones se superó. Después de largas y arduas negociaciones, Francia devolvió el precio de compra de los «Mistral», que finalmente serán entregados a Egipto. Fuentes del palacio del Elíseo aseguran que las relaciones entre Hollande y Putin no se han visto afectadas tras las negociaciones sobre ese asunto.

También mantienen ambos presidentes numerosos diálogos sobre la situación que se vive en el este de Ucrania. El presidente galo intervino junto con la canciller alemana Angela Merkel en las negociaciones que desembocaron en el acuerdo de Paz de Minsk, aceptado tanto por Putin como por el presidente ucraniano, Petro Poroschenko. Posibilidades para trabajar juntos hay, por tanto.

Por otro lado, Hollande se enfrenta dentro de Francia a presiones políticas para buscar una mayor cercanía con Rusia. La oposición francesa exige desde hace tiempo una mayor cooperación con Rusia para solucionar la crisis Siria. El ex presidente Nicolas Sarcozy incluso viajó a Rusia recientemente para entrevistarse con Putin.

El papel de Assad en el futuro de Siria sigue siendo un importante motivo de desacuerdo entre ambos países. Para Moscú, el presidente sirio es un aliado, mientras que París le ha tildado como carnicero de su propio pueblo.

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