JERUSALÉN
AP

Israel ilegalizó hoy un partido islamista al que acusa de incitar a la violencia entre los árabes e israelíes del país y de alimentar los enfrentamientos, en ocasiones letales, dentro de una ola de violencia que dura ya dos meses.

La iniciativa – parte de las últimas medidas de Israel para frenar la escalada de violencia – amenazó con empeorar las ya de por sí tensas relaciones con la minoría árabe del país. Líderes árabes condenaron la decisión.

La Rama Norte del Movimiento Islámico de Israel, que ofrece servicios religiosos y educativos a árabes israelíes, suele acusar a Israel de intentar hacerse con el control de un disputado lugar de culto en Jerusalén, una acusación que Israel rechaza. Ese sitio está en el centro de la última oleada de violencia entre israelíes y palestinos.

Tras la decisión, fuerzas israelíes registraron más de una docena de oficinas del grupo en todo el país, incautándose de computadoras, archivos y fondos, dijo la policía. Las autoridades congelaron además sus cuentas bancarias y dijeron que 17 organizaciones afiliadas al partido recibieron órdenes para cerrar. El gobierno afirmó que sus activistas podrían ser arrestados si violan el veto.

El clérigo radical Raed Salah, líder del grupo, se mostró desafiante diciendo que su partido luchará contra la medida y que continuará con su misión.

«Todas estas medidas impuestas por la clase gobernante israelí son opresivas y condenables», dijo Salah en un comunicado, agregando que los otros dos líderes de la formación fueron citados para ser interrogados por la policía.

Por otra parte, está previsto que Salah empiece a cumplir este mes una condena de 11 meses de prisión por cargos de incitación a raíz de un sermón de 2007.

En un comunicado, el gobierno dijo que el grupo está afiliado a la organización Hermandad Musulmana – con gran presencia en la región -, tiene vínculos con insurgentes islamistas palestinos de Hamas y está comprometido a la destrucción de Israel.

Acusó al movimiento de «continua incitación a la violencia y al racismo», agregó la nota.

El ministro de Seguridad Pública, Gilad Erdan, relacionó la decisión con los atentados en París y afirmó en un comunicado que «Israel debe actuar como ejemplo y liderar la lucha contra el islam radical, a cuyos emisarios vimos masacrando a gente inocente en París» y otros lugares.

Líderes y legisladores árabes condenaron la medida, diciendo que tenía como objetivo «incriminar» a todos los árabes en Israel.

Mohamed Baraké, responsable de un grupo al que pertenecen varios partidos políticos árabes israelíes y líderes de la comunidad, calificó la decisión de «medida draconiana sin justificación». El grupo tenía previsto celebrar una reunión de emergencia sobre la medida.

Hamas describió la prohibición del martes de «racista» alegando que va en contra de los árabes en Israel y castiga al Movimiento Islámico por su papel en la «protección» de lugares sensibles como la mezquita Al-Aqsa.

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