HONOLULU, Hawaii, EE. UU.
AP

Dos días antes de que Honolulu, en Hawái, ejecute sus planes para desmantelar la vivienda callejera, Kionina Kaneso no tiene idea de donde dormirá con su hija y sus nietos.

Trabajadora a tiempo completo en una cadena de comida rápida, Kaneso había tenido malas experiencias en casas de acogida antes y era reacia a vivir en otra, terminando en su lugar en uno de los mayores asentamientos de personas sin hogar del país. Desesperada, decidió volver a intentarlo.

Pero ya no había más espacio para familias. «¿A dónde puedo ir?», se preguntaba.

La cifra de sin techo en Hawái ha crecido en los últimos años. En el estado hay 487 personas sin hogar por cada 100 mil habitantes, la tasa per cápita más alta de Estados Unidos, por delante de Nueva York y Nevada, según estadísticas federales. Desde 2010, el aumento se mantuvo a pesar del descenso en la tasa nacional por la recuperación económica.

El incremento, impulsado por años de aumento de costes en el archipiélago, salarios bajos y la limitación de espacio, hace que la imagen de gente durmiendo en las playas comparta espacio con la fama del enclave como paraíso tropical para relajarse.

Las autoridades han intentado solventar el problema. Ofrecieron servicios a quienes no tienen hogar, prohibieron sentarse y tumbarse en las aceras de Waikiki y propusieron utilizar contenedores de mercancías como alojamientos temporales. La decisión del gobernador David Ige de declarar el estado de emergencia en octubre por este asunto subraya la gravedad de la crisis:

—A pesar de la existencia de albergues y programas de ayuda a los sin techo, hay muchas menos camas vacías de las necesarias— unas 550 en una noche cualquiera en Oahu, donde se estima que viven 4 mil 900 de las 7 mil 620 personas sin hogar, según proveedores de servicios.

—El estado necesita 27 mil viviendas de alquiler a precios asequibles para 2020, pero los legisladores solo reservaron fondos suficientes para 800 este año. Mantener las residencias públicas ya existentes podría costar unos 800 millones de dólares la próxima década, según estimaciones del estado.

—En todo el país, 10 mil personas esperan cinco años o más para obtener un alquiler público, y la lista de espera de Section 8 para ayudas para alquiles privados era tan larga que la cerraron para casi una década.

—La población de familias sin hogar del estado subió un 46% entre 2014 y 2015, dijo Scott Morishige, coordinador estatal para los sin techo. Los cambios en la política de alquiles públicos y servicios de salud mental contribuyeron al aumento. Una encuesta de una empresa de servicios realizada en agosto en el asentamiento de Kaneso mostró que el 42% de sus casi 300 habitantes eran familias.

Aunque el estado no tiene un desglose de datos de sin techo por raza, los registros de los albergues muestran que el 30% de sus usuarios son hawaianos o con raíces hawaianas, el 27% procede de Micronesia, islas Marshall u otras islas del Pacifico, y el 26% son blancos.

Honolulu gasta 15 mil dólares semanales para desmantelar los asentamientos. Durante estas operaciones, las familias pierden bienes preciados para ellos como la madera que utilizan para levantar sus casas, muebles y ropa. Algunos han presentado una demanda en contra de estas redadas.

Por su empleo en McDonald’s, Kaneso recibe 8.75 dólares a la hora, una cantidad insuficiente para pagar un alquiler en un mercado en el que un departamento de dos habitaciones suele costar 1.800 dólares mensuales.

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