Por Jörn Petring
Singapur
Agencia/dpa

Fue un encuentro digno de aparecer en los libros de historia: ante unos 500 periodistas, el jefe de Estado y de partido chino, Xi Jinping, y el presidente taiwanés, Ma Ying-jeou, se dieron hoy la mano en Singapur durante un minuto y después se retiraron para hablar durante una hora a puerta cerrada.

Fue el primer encuentro en persona entre los dos, pero también el primero entre los presidentes de ambos países desde que los comunistas tomaron el poder en Pekín en 1949 y los nacionalistas huyeron a Taiwán.

Así que sin duda puede hablarse de un apretón de manos histórico, pero a la vez también está claro que aunque Xi y Ma así lo quieran, no tienen mucho espacio de maniobra para avanzar más en el acercamiento entre China continental y la isla.

Son los electores taiwaneses los que decidirán con su voto si al encuentro de hoy siguen otros de forma regular. Y lo harán en enero de este año, cuando acaba el mandato de Ma y se elige un nuevo presidente.

«Si el partido de Ma gana las elecciones, no habrá obstáculos a una mejora de las relaciones. Pero no parece que vaya a ser así», comenta Shi Yinghong, profesor de relaciones internacionales en la Universidad del Pueblo de Pekín.

El partido gubernamental Kuomintang (KMT), con su candidato Eric Chu, se encuentra en las encuestas por detrás del Partido del Desarrollo (DPP), que se opone a un acercamiento a Pekín. Y uno de los principales motivos de la falta de apoyo es la velocidad con la que Ma llevó a cabo el estrechamiento de lazos, considerada excesiva por los ciudadanos. El presidente había puesto la mejora de las relaciones como el gran proyecto de su mandato, que comenzó en 2008.

Desde entonces hay conexiones aéreas y de vuelo directas entre Taiwán y China. Y con los vuelos llegaron cada vez más turistas del continente, primero en grupos pero después también como visitantes individuales. Asimismo se reforzó la cooperación económica y se eliminaron las tasas de importación a numerosos productos.

Sin embargo, muchos taiwaneses sintieron que el ritmo iba demasiado deprisa con un vecino que sigue teniendo misiles apuntando a la isla y para el que Taiwán es una provincia rebelde.

Como reacción a los acuerdos se formó en Taiwán a principios de 2014 el «Movimiento Girasol», que ocupó durante semanas el Parlamento de Taipei. Y el KMT sufrió un fuerte revés ya en los comicios locales del año pasado.

Ahora es favorito en las encuestas el DPP con su candidata Tsai Ing-wen, que quiere impedir un mayor acercamiento. Respecto del encuentro de hoy, anunciado por sorpresa el miércoles pasado, su opinión fue tajante: «Dañará la democracia de Taiwán».

Si gana Tsai Ing-wen, «es muy probable que vuelvan a empeorar las relaciones entre Taiwán y China», dice el investigador Shi Yinghong. De la misma opinión es también el profesor de ciencias políticas Jia Qingguo. «Al menos eso es lo que Tsai Ing-wen transmite en su campaña electoral».

«Pero una cosa es la campaña y otra cómo será su política como presidenta», añade Jia Qingguo. De hecho, Tsai Ing-wen se ha dejado una puerta abierta. Después de criticar el encuentro de hoy, unos días más tarde aclaró que «no descarta» reunirse ella también con Xi si sale elegida.

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