WASHINGTON
AP

Con un nuevo presidente en la Cámara de Representantes y un importante acuerdo presupuestario completado, los legisladores esperan entrar a un esperado periodo de calma, incluso aburrición, en el Capitolio.

«Espero que signifique que habrá más cooperación bipartita», comentó el senador demócrata de Pennsylvania, Bob Casey, «que no tengamos tantos altibajos, tensiones e incertidumbre».

Pero algunas cosas permanecen inalteradas.

Los conservadores de la línea dura en la Cámara de Representantes que expulsaron al expresidente John Boehner no se han ido. Aunque la mayoría apoyó al recientemente elegido presidente Paul Ryan, dieron a conocer que lo vigilarán de cerca para asegurarse que cumpla las promesas de un proceso legislativo más incluyente.

Y el acuerdo presupuestario aprobado por el Congreso esta semana no quitará de la mesa todos los enfrentamientos fiscales. El acuerdo elevaría el techo de deuda del gobierno hasta marzo de 2017, acabando con la amenaza de un incumplimiento de pagos nacional y descartando futuros debates sobre el tema hasta que haya nuevo presidente. Al mismo tiempo, establecería el presupuesto federal para los ejercicios fiscales de 2016 y 2017, lo que compromete a los legisladores a mantener su nivel de gasto al mínimo durante los próximos dos años.

Pero los miembros del Congreso aún no tienen los detalles de cada uno de esos años fiscales y tienen hasta el 11 de diciembre para aprobar una propuesta de ley presupuestaria para el 2016.

Es una dinámica al borde del conflicto.

La mayoría de los republicanos intentan restarle importancia a la posible agitación en el proceso presupuestario, dado que los números mínimos ya fueron fijados y los conflictos políticos son una característica común en las negociaciones.

Los demócratas, quienes dicen que intentaron pero no lograron limitar las cláusulas excesivas en el acuerdo reciente, se muestran más cautelosos.

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