JERUSALEN
AP
Por primera vez en semanas de violencia, Israel permitió hoy que los musulmanes de todas las edades entrasen en el lugar de culto más disputado de Jerusalén para las oraciones de hoy, en un aparente intento de calmar las tensiones.
Antes de hoy, un palestino apuñaló a un soldado en Cisjordania y después fue abatido por tropas israelíes, indicó el ejército israelí. El soldado y el palestino -que según medios israelíes tenía 16 años- resultaron heridos y fueron trasladados a hospitales.
Se trata del último incidente en una oleada de violencia que comenzó a mediados de septiembre.
Diez israelíes han muerto en ataques palestinos, la mayoría con cuchillos. En ese periodo han muerto 48 palestinos por fuego israelí, de los que 27 están considerados como agresores por Israel, y el resto falleció en enfrentamientos entre ambos bandos.
La tensión en torno a la Explanada de las Mezquitas, un recinto elevado de 37 acres (14 hectáreas) venerado tanto por musulmanes como por judíos, ha sido uno de los puntos de fricción tras el brote de violencia.
La creencia generalizada entre los palestinos de que Israel intenta ganar presencia en el lugar, administrado por autoridades musulmanas, ha provocado choques allí que no tardaron en extenderse a otros lugares de Jerusalén, así como Cisjordania y la Franja de Gaza.
Israel ha negado varias veces que intente cambiar el antiguo acuerdo sobre el lugar, que permite a los judíos visitar el recinto pero no rezar allí. Israel acusa a los líderes políticos y religiosos palestinos de mentir e incitar a la violencia.
Los palestinos indicaron que sus temores se han visto alimentados por un aumento en las visitas al recinto de activistas judíos que reclamaban su derecho a rezar, incluidos miembros destacados de la coalición de gobierno del primer ministro, Benjamin Netanyahu.
Netanyahu se reunió el jueves en Berlín con el secretario de Estado, John Kerry, para dar con formas de suavizar las tensiones en torno al lugar. Kerry tiene previsto reunirse también el fin de semana con el rey Abdulá II de Jordania, que tiene el título de custodio del santuario, y con el presidente palestino, Mahmud Abás.