Madrid
Agencia dpa

Hace casi medio siglo, el 17 de enero de 1966, un bombardero B-52 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos chocó en el aire con su avión nodriza durante una maniobra de repostaje en vuelo. Sobrevolaba el sur de España con cuatro bombas nucleares y cayó en las inmediaciones de la localidad de Palomares.

Las bombas tenían una potencia mayor que las que Estados Unidos lanzó en Japón al final de la Segunda Guerra Mundial, pero ninguna explotó porque no habían sido activadas.

Una se recuperó intacta gracias al paracaídas que llevaba, otra cayó al mar y se recuperó 80 días después. Pero dos se rompieron y contaminaron 220 hectáreas de campo con plutonio radiactivo.

Casi 50 años después, Washington y Madrid han acordado ahora que limpiarán definitivamente esa zona de Almería, en una declaración de intenciones que prevé que los residuos sean trasladados a territorio norteamericano.

«Estados Unidos adoptará su responsabilidad y desempeñará su papel», dijo hoy en Madrid el secretario de Estado norteamericano, John Kerry. Se trata de «reparar un error que se cometió hace 50 años», manifestó su homólogo español, José Manuel García-Margallo.

Durante la primera visita oficial a España del responsable de la política exterior de Barack Obama -que hoy se reunió además con el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, y con el rey Felipe VI-, él y Margallo firmaron un memorándum de entendimiento como paso previo a una negociación sobre las cuestiones técnicas para la rehabilitación de la zona.

Tras el accidente, en el que murieron siete de los 11 militares que iban en los aviones, la dictadura de Francisco Franco (1939-1975) hizo todo lo posible por minimizar su dimensión.

El entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, cambió el traje por el bañador y se zambulló en aguas del Mediterráneo junto con el embajador estadounidense para demostrar que no había peligro, en una imagen que ha quedado en la memoria colectiva de España como una de las más famosas del franquismo.

Kerry y Margallo no avanzaron costes de la acción conjunta ni plazos. El acuerdo «está muy avanzado», dijo el español, rechazando dar detalles. «La voluntad es hacerlo ya, cuanto antes, y que Palomares vuelva a la normalidad que tenía antes de 1966».

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