Por JOSHUA GOODMAN y FRANKLIN BRICEÑO
CARABAYLLO, Perú, Agencia AP
En la década de 1990, Jim Youg Kim recorría las calles de este barrio marginal en una ladera en las afueras de Lima y distribuía medicinas para pacientes tuberculosos que había traído escondidas en sus maletas. Los lugareños recuerdan a este médico educado en Harvard como una persona bonachona, con un español básico y zapatos siempre cubiertos de polvo.
Dos décadas después, Kim está de nuevo en Carabayllo, ahora como jefe del Banco Mundial, que esta semana realizará con el Fondo Monetario Internacional su congreso anual en Lima, el cual será el primero en casi medio siglo en América Latina.
Si bien llegó en una caravana de automóviles Lexus de lujo y lucía un par de botas de cuero artesanales, los años que pasó entre los pobres peruanos quedaron bien grabados en la memoria de Kim. Esa experiencia es la que lo hizo fijarse un objetivo con el que se juega su reputación: el de eliminar la pobreza extrema para el 2030 y aumentar los ingresos del 40% de la población más pobre del planeta.
«Dado que vivimos y trabajamos en estas comunidades, que estuvimos en sus casas y fueron nuestros amigos, desde una perspectiva moral y filosófica no podemos decir que es algo inoportuno o que es demasiado costoso», declaró Kim en una entrevista con la Associated Press.
La ambiciosa meta, no obstante, parece cada vez más lejana en medio de los nubarrones que amenazan la economía mundial.
Después de un boom que duró una década, la economía china se ha desacelerado, lo que implica que la clase media probablemente no se expanda al ritmo infernal con que lo venía haciendo. América Latina está empezando a sentir los efectos a partir de la caída de los precios de sus materias primas. La región redujo la pobreza a la mitad en los últimos cinco años, en que su petróleo, cobre y acero alimentaban la demanda insaciable de China. Los conflictos en el norte de Africa y en el Medio Oriente, por otro lado, no ayudan.
Kim estima que para el 2020 la mitad de la pobreza extrema se encontrará en zonas frágiles o de conflicto.
Hace unos días el Banco Mundial anunció que la cantidad de gente que vive por debajo del nivel internacional de pobreza extrema –o que gana menos de 1,90 dólares diarios, según su definición– caerá este año por debajo del 10% por primera vez en la historia.
«Los últimos 15 años han sido un gran éxito. Mil millones de personas salieron de la pobreza. Pero ahora ya se han resuelto los casos más acuciantes», manifestó Kim.
Kim, de 55 años, fue una elección poco convencional. El presidente estadounidense Barack Obama lo convenció en el 2012 de que dejase su trabajo como presidente del Dartmouth College para asumir la conducción de una institución contra la que él personalmente había protestado en los años 90.
Nacido en Seúl y criado en Iowa por sus padres coreanos, Kim viajó a Perú a principios de los 90 para lanzar en Carabayllo un programa de asistencia a pacientes enfermos de tuberculosis multidrogo resistente, una forma más grave que la tuberculosis simple. El programa fue diseñado por Partners in Health, una empresa sin fines de lucro que él mismo había fundado junto con otros y que hoy asiste a comunidades pobres en diez países.
Era un trabajo de alto riesgo. No solo se exponía a contagiarse de tuberculosis –un cura que trabajó con él falleció de ese mal–, sino que los guerrilleros maoístas de Sendero Luminoso operaban en la región. En la víspera de Año Nuevo de 1993 los rebeldes volaron un pequeño dispensario de una iglesia en el que su grupo almacenaba las medicinas que había traído al país.
Los residentes recuerdan a Kim como alguien con una gran empatía, que no usaba la mascarilla de operaciones y que abrazaba a pacientes contagiosos acostumbrados a ser tratados como parias.
María Morales, trabajadora social que acompañaba a Kim en sus rondas, lo recuerda como alguien que entablaba una relación con los residentes bailando y compartiendo con ellos un guiso tradicional de tripas de vaca, patatas y ají amarillo conocido como «cau cau».
Kim dice que su mayor desafío era convencer a pacientes a menudo sin educación que siguiesen un tratamiento de 18 meses a base de medicinas y conseguir además los recursos para pagar por ellos en medio de la total desidia, si no hostilidad, de los burócratas peruanos, de Estados Unidos y de la Organización Mundial de la Salud, que decía que tratar ese mal era demasiado costoso y complicado como para tener éxito en comunidades pobres.
El médico sudcoreano silenció a todos, logrando curar a más del 75% de los enfermos, la tasa más alta del mundo para esos pacientes. En el 2004 se hizo cargo del programa de VIH de la OMS, usando la misma metodología para hacer que bajasen los precios de las medicinas para los pacientes de África.
Hoy hace falta la misma determinación para capear el temporal que anuncian muchos economistas y que podría abarcar a los países en desarrollo, donde vive la mayor parte de los pobres del mundo, según Kim.
Kim dijo que dos tercios de la reducción de la pobreza lograda en los últimos 15 años fue producto de un mayor crecimiento económico.
Ante el panorama sombrío actual y la recesión de economías grandes como las de Brasil y Venezuela, es inevitable que algunos miembros de la clase media vuelvan a la pobreza.
La pobreza ya está aumentando en México, donde el gobierno informó hace poco que 2 millones de personas cayeron debajo del nivel de pobreza entre el 2012 y el 2014. América Latina y el Caribe registrarán un crecimiento cero este año, según anticipó el BM esta semana, comparado con más del 4% entre el 2004 y el 2013.
Kim dice que hay que mantener los gastos en la salud y la educación de los pobres. El BM está dispuesto a ayudar, aumentando sus compromisos con la región a unos 12 mil millones de dólares.
A pesar de que dirige una venerable institución de 71 años con más de 10 mil empleados, Kim no es el típico ejecutivo de traje y corbata.
En Carabayllo bailó un ritmo de la Amazonia con jóvenes de la región tras conversar con el presidente peruano Ollanta Humala en el barrio marginal que él llama su casa.
«Una cosa es segura: Si te encuentras con una situación llena de pobres y eres cínico y pesimista, esa profecía se hará realidad, especialmente si trabajas para el Banco Mundial», afirmó. «Dejarás pasar las oportunidades que se te presentan».
BREVE BIOGRAFÍA
Nacido en Corea del Sur, a los cinco años emigra con su familia a los Estados Unidos, donde se cría en Iowa; sus dos padres fueron destacados universitarios. Estudia en la Universidad de Iowa y en Brown University, donde se gradúa magna cum laude en 1982. En 1991 se doctoró en medicina en Harvard Medical School y en 1993 obtiene otro doctorado en antropología en la Universidad Harvard. Fue uno de los primeros en ingresar al programa de ciencias sociales de su universidad. Dirigió el Departamento de Salud Global en la Escuela Médica de Harvard y fue cofundador y director ejecutivo de Partners In Health.
Desde 2009 es el primer presidente de origen asiático del Dartmouth College, prestigiosa institución perteneciente a la Ivy League. También es miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias.
Tras ser nominado por Estados Unidos para liderar el Banco Mundial, Jim Yong Kim fue nombrado presidente del Banco Mundial el 16 de abril de 2012.