JERUSALEN
AP

Decenas de manifestantes palestinos chocaron con fuerzas israelíes en la ciudad de Belén, en Cisjordania.

Palestinos enmascarados arrojaron piedras a los soldados, que responden con gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento.

Cientos de palestinos sufrieron heridas en los enfrentamientos con el ejército israelí en Cisjordania y Jerusalén oriental que comenzaron hace un mes debido a las tensiones en un lugar santo venerado por judíos y musulmanes.

Ocho israelíes han muerto en ataques realizados por palestinos. Unos 29 palestinos han muerto, 12 de ellos identificados como agresores por Israel.

El ejército israelí empezó hoy a desplegar cientos de soldados en ciudades israelíes para asistir a la policía ante una oleada de apuñalamientos y balaceras de palestinos contra civiles y soldados israelíes, que han sembrado el pánico en todo el país.

El despliegue de seis compañías es la primera medida tomada por el gabinete de seguridad israelí para hacer frente a los ataques, que se han intensificado de forma drástica en los últimos días. El gabinete se reunió por la noche y anunció varias decisiones hoy de madrugada, como que la policía podrá acordonar zonas donde se produzcan fricciones o provocaciones.

El gabinete también autorizó despojar de derechos de residencia a algunos atacantes y derribar sus casas, así como reclutar a cientos de guardias de seguridad para dar seguridad en el transporte público.

Trescientos soldados ocupan ya sus posiciones en las calles.

También hoy, el ministro de seguridad interna de Israel dijo que los cuerpos de los atacantes palestinos muertos no serán devueltos a las familias para su entierro.

Gilad Erdan dijo que las procesiones funerarias de palestinos que asesinan a israelíes suelen convertirse en «una exhibición de apoyo a terrorismo e incitación al asesinato». Israel no les permitirá «disfrutar de respeto y ceremonias» tras su muerte, agregó.

Los funerales por palestinos caídos suelen ser el detonante de enfrentamientos e incluir llamados a la venganza. Erdan sugirió que los atacantes serían enterrados con discreción en cementerios lejanos donde ya recibieron sepultura otros agresores palestinos.

Estos comentarios se produjeron tras un día especialmente sangriento en el que tres israelíes murieron en un par de ataques palestinos con arma blanca y disparos en Jerusalén, y se produjeron otros dos ataques en la normalmente tranquila ciudad israelí de Raanana. También murieron tres palestinos, incluidos dos atacantes.

Hasta ahora, el gobierno no ha conseguido detener la violencia, perpetrada sobre todo por palestinos jóvenes sin afiliación a grupos armados conocidos y que parecían actuar por su cuenta.

Sin embargo, miembros de las fuerzas de seguridad israelíes señalaban que los ataques del martes, aparentemente coordinados, apuntaban a que el brote de violencia empieza a volverse más organizado, con grupos que planean y cometen los atentados. Los responsables de seguridad, que hablaron de forma anónima cumpliendo con las regulaciones de los organismos públicos, señalaron que Israel espera que la oleada de violencia dure al menos un par de semanas más.

Los ataques han sembrado el pánico en Israel y despertado el temor a que la región esté al borde de una nueva ronda de violencia a gran escala.

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