LOS ÁNGELES
AP
Hay más pruebas de que el fenómeno de calentamiento del Océano Pacífico conocido como El Niño generará un invierno lluvioso en California, lo que podría aliviar la sequía en el estado, pero también conlleva el riesgo de traer tormentas caóticas como aquellas que azotaron la región a finales de la década de 1990.
En la advertencia más clara de que un diluvio sobre el sur de California podría estar en ciernes, los meteorólogos dijeron la semana pasada en un informe que el ya potente El Niño tiene un 95% de posibilidades de durar todo el invierno antes de debilitarse en la primavera.
«Esto es lo más cerca que vas a estar de algo seguro», comentó Bill Patzert, un meteorólogo del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, quien llamó a este fenómeno de El Niño «demasiado grande para fallar».
«En resumen», continuó, «El Niño luce como nuestro salvador», pero si las inundaciones y desprendimientos de tierra aparecen, esto «no va a lucir como la gran esperanza húmeda que atraviesa el paisaje sobre un caballo blanco».
Un fenómeno de El Niño con semejante fuerza llega una vez cada 20 años. Las temperaturas del océano muestran que éste puede ser el segundo más fuerte desde que se llevan registros, los cuales comenzaron en 1950, comentó Eric Boldt, un meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional. Eso lo haría más débil que El Niño de 1997-1998, pero más poderoso que el de 1982-1983.
Esos inviernos fueron conocidos en California por las incesantes lluvias, fuertes vientos y nieve pesada. Las olas golpearon la costa, desprendimientos de tierra se presentaron en las laderas de las montañas e inundaciones abrumaron las casas y cobraron vidas.
Las tormentas atribuidas a El Niño en 1997-1998 mataron a por lo menos 17 personas, acabaron con las cosechas de fresa y alcachofa, desplazaron las casas de las colinas e inundaron las autopistas. El daño fue estimado en más de 500 millones de dólares.
Las tormentas de 1982-1983 causaron 36 muertes, dañaron o destruyeron más de 7.900 viviendas y generaron 1.200 millones de dólares en pérdidas, de acuerdo con el servicio meteorológico.