JERUSALEN
AP

El primer ministro israelí prohibió a todos los ministros de su gobierno y parlamentarios judíos visitar un sensible lugar de culto en Jerusalén, temiendo que cualquier evento generado por altos cargos pueda avivar las tensiones que envuelven al país desde hace semanas, indicó hoy un miembro del gobierno. Simultáneamente se informó de un nuevo hecho de violencia.

La portavoz policial Luba Samri dijo que un adolescente palestino apuñaló en el cuello a un seminarista israelí de 25 años hiriéndolo gravemente y la policía arrestó al agresor. Se trata del más reciente hecho de violencia en una semana que ha dejado cuatro israelíes y cinco palestinos muertos.

La decisión de Benjamin Netanyahu para tratar de calmar los ánimos lo enfrenta con los miembros más beligerantes de su propia coalición de gobierno. Estos sectores lo han presionado mucho para que responda al repunte de violencia con una dura represión y un aumento en la actividad de asentamientos.

Pero Netanyahu también es reacio a enfurecer al gobierno de Estados Unidos y arriesgarse a un alzamiento generalizado si adopta una estrategia demasiado dura que pueda aumentar las bajas en ambos bandos.

Por su parte el presidente palestino Mahmoud Abbas dijo que no permitirá que su pueblo sea «arrastrado» a más violencia con Israel. En un discurso a líderes empresariales en Ramala, Cisjordania, dijo que apoyaba una «resistencia popular pacífica». Insistió en que los palestinos no están interesados en intensificar la violencia.

Y en una declaración desde Ginebra el jueves, el titular de derechos humanos de las Naciones Unidas exhortó a la calma a la vez que advirtió que «más derramamiento de sangre solo profundizará el odio en ambos bandos».

Zeid Raad al-Hussein se manifestó «profundamente preocupado por el número creciente de ataques reportados» por colonos israelíes y palestinos, citando informes de que por lo menos 134 palestinos han sido heridos por municiones y muchos más lesionados por balas de goma o gases lacrimógenos.

Las últimas tensiones giran en torno a un polémico complejo en Jerusalén. Los musulmanes lo veneran por considerarlo el lugar desde el que Mahoma ascendió al paraíso, mientras los judíos creen que allí se alzaban dos templos judíos descritos en la Biblia.

Muchos palestinos creen que Israel intenta ampliar la presencia judía en el lugar, una acusación que Tel Aviv rechaza de plano y considera difamatoria. Según el antiguo arreglo administrado por autoridades musulmanas, a los judíos se les permite visitar el lugar a determinadas horas pero no rezar allí.

Los más recientes disturbios entre israelíes y palestinos comenzaron hace tres semanas y se han extendido de los confines del sensible lugar de culto en Jerusalén a otros lugares en Israel y Cisjordania.

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