Por Can Merey
Kabul, Agencia dpa
Antes del amanecer ya se ha formado una larga fila ante la oficina de pasaportes de Kabul; aproximadamente mil afganos, cada día, solicitaron pasaporte la primavera (boreal) pasada, cuenta el funcionario Abed Halim. Una cifra que ha aumentado a unos 5 mil por jornada.
La drástica subida constituye un indicador de que muchos afganos quieren huir de la violencia y la miseria económica de su país. Después de los sirios, los afganos constituyen el segundo grupo más grande de refugiados que llegan a territorio de la Unión Europea.
En el segundo trimestre del año, 27 mil afganos presentaron una primera solicitud de asilo en un país de la UE, frente a los 44 mil sirios, según la oficina de estadísticas europea Eurostat.
En Kabul circula el rumor de que el gobierno alemán, de la canciller Angela Merkel, otorga en poco tiempo la nacionalidad alemana a los afganos que huyan de su país.
«La mayoría quieren ir a Alemania porque Angela Merkel ha anunciado que Alemania acoge a los refugiados», dice Arif, de 52 años, que ofrece en su agencia de viajes un servicio que gira en torno a las solicitudes de documentos y visado.
«Sabemos que hay problemas en Europa, y que mucha gente odia a los refugiados. Pero aun así Europa sigue siendo un lugar con muchas posibilidades. Incluso si sólo vas allí por cinco años, es mejor que vivir en Afganistán sin trabajo y seguridad».
14 años tras la caída del régimen islamista talibán la nueva huida en masa de afganos del país es un signo a la comunidad internacional de la pobreza que sufre el país, que no ha conseguido estabilizarse. «Muchas personas que regresaron entonces se han vuelto a marchar», cuenta el director para el país de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Richard Danziger.
Todos en Kabul conocen a alguien que hace poco se ha puesto en camino a Europa. Un grupo de 23 empleados de televisiones del país se marcharon juntos este mes al extranjero. La Embajada alemana en Kabul intenta disuadir a los afganos de la huida, utilizando redes sociales como Twitter. «Cada año se acepta menos de una tercera parte de todas las solicitudes de asilo en Alemania», advierte.
El expresidente Hamid Karzai apeló hace unos días a sus compatriotas: «No gasten 10 mil dólares en llegar a Europa sin saber cómo será su futuro, si se ahogarán, morirán en el camino o serán repatriados».
Pero para muchos afganos esos argumentos ya no tienen efecto, pues simplemente tienen la esperanza de conseguir un futuro mejor que el que les espera en su país.
«La gente vende sus bienes y sus casas para huir», señala Mohammad Amin Khosti, miembro de la Junta Directiva de la Cámara de Industria y Comercio en Kabul. Sobre todo los jóvenes, con frecuencia formados, abandonan su país.
Ghafor, de 48 años y dueño de una tienda, ha empeñado su casa para que su hijo de 16 años Nasir pueda huir a Alemania. «No quería que se convirtiera en un criminal o se uniera a los talibanes o a Daesh (acrónimo en árabe del Estado Islámico)», cuenta. Estuvo tres meses de viaje. «Estoy muy feliz de saber que ha llegado seguro a Alemania», cuenta el hombre de la ciudad de Yalalabad, en el este del país.
El traficante al que recurrió la familia de Ghafor para el viaje cuenta por teléfono que los precios han subido ahora entre otras cosas debido al cierre de la ruta a través de Hungría. «Se ha hecho más difícil para nosotros».
Además, en el camino es necesario sobornar a muchos policías. El camino por tierra a Alemania, atravesando Pakistán e Irán, posible sin pasaporte, cuesta 8 mil dólares. La variante más segura sería volar a Estambul, para desde allí ponerse en camino a Grecia, un paquete valorado en 13 mil dólares, incluyendo un visado turco por 4.500 dólares.
Junto a la fila de espera en la oficia de pasaportes, otro traficante anuncia visados para Turquía, Irán y Alemania. «Tenemos gente propia en las embajadas que nos ayuda», dijo en conversación telefónica. Desde la Embajada alemana en Kabul no tienen pruebas de que haya tráfico de visados dentro de la legación.
El traficante asegura, sin embargo, que entre 30 y 35 días puede conseguir un permiso auténtico de entrada a Alemania. «Con él les dejarán pasar en Dubai (en el transbordo), y también en Alemania». El precio: 25 mil dólares (22.400 euros), incluyendo una especie de garantía: el pago de la cantidad a un intermediario en Kabul sólo se hace tras la entrada al país.