PARÍS
AP

Los presidentes de Rusia y Francia, cuyas fuerzas comenzaron a bombardear Siria esta semana, conversaron hoy sobre sus operaciones militares y buscaban superar diferencias sobre si el presidente sirio, Bashar Assad, debe permanecer en el poder.

El presidente ruso Vladimir Putin y su colega francés, François Hollande, se reunieron en París tras una semana de frenética actividad internacional en torno a Siria, que derivó finalmente en la reunión de hoy, que se supone que se iba a enfocar solo en Ucrania.

Mientras tanto, los aviones de combate rusos han mantenido un bombardeo sostenido en Siria desde el miércoles pasado, incluso 10 nuevos ataques aéreos anoche. Aunque Rusia dice que sus ataques están dirigidos contra extremistas, funcionarios occidentales sospechan que Rusia utiliza la campaña aérea como pretexto para perseguir a los rebeldes que se oponen a Assad.

Putin entró a la reunión de hoy después de una intervención militar que garantiza el papel de Rusia como un actor importante en el destino de Siria. En unos cuantos días, los ataques aéreos rusos y las maniobras diplomáticas de Putin en la ONU plantearon primero esperanzas de un avance diplomático pero luego trajeron temores de una nueva guerra de poder con Occidente.

En Turquía, el gobierno turco y sus aliados en la coalición liderada por Estados Unidos pidieron a Rusia que cese de inmediato los ataques contra la oposición siria y se centre en combatir a los milicianos del grupo Estado Islámico, informó el Ministerio turco de Exteriores.

Francia, Alemania, Catar, Arabia Saudí, Turquía, Gran Bretaña y Estados Unidos expresaron en un comunicado conjunto su preocupación por las acciones militares rusas, e informaron que «sólo alimenta más extremismo y radicalización».

Las autoridades saudíes y cataríes no aludieron hoy al documento, ni los medios estatales de ambos países mencionaron la misiva.

Turquía y sus aliados temen que los bombardeos rusos puedan ir dirigidos a reforzar la posición del presidente sirio, Bashar el Asad, y no a atacar a los combatientes del grupo Estado Islámico.

Turquía lleva tiempo presionando para que Assad deje el cargo y ha atacado a objetivos del grupo Estado Islámico por su cuenta, además de participar al menos en un bombardeo de la coalición, aunque últimamente ha centrado sus operaciones militares en los rebeldes curdos.

Los aviones rusos realizaron sus primeros ataques en Siria el miércoles pasado, y pronto recibieron críticas por los objetivos elegidos.

El ministro ruso de Exteriores, Sergey Lavrov, rechazó ayer las acusaciones de que los ataques pretendían reforzar a Asad, el principal aliado de Moscú en Oriente Medio.

El canciller insistió en que Rusia atacaba a los mismos grupos armados que la coalición liderada por Estados Unidos, es decir, a grupos como el grupo Estado Islámico, también conocido como ISIL, o el Frente Nusra, un grupo vinculado a Al Qaeda.

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