BOGOTÁ, Colombia
AP

Timoleón Jiménez, alias ‘Timochenko’, líder de la guerrilla de las FARC, advirtió que podría retrasarse la fecha pactada para la finalización del conflicto armado -marzo de 2016 – si hay trabas en la concreción del acuerdo sobre justicia anunciado la semana pasada en Cuba. Sin embargo, aclaró que si hay voluntad del gobierno podría llegar a firmarse «antes de diciembre de este año».

Durante una entrevista con la cadena Telesur, propiedad del gobierno de Venezuela, en la que hizo balance del proceso de paz que cumple casi tres años de negociación, “Timochenko” dijo que están tratando de que «los conflictos en Colombia no los solucionemos a tiros» e insistió a la exsenadora colombiana Piedad Córdoba, quien hacía las preguntas, en que su apuesta por la paz es tan clara que cada vez dedica menos tiempo a la guerra y a planear estrategias militares.

Los colombianos pudieron ver al líder guerrillero más relajado que nunca, charlando por primera vez sobre su vida, sus padres y su origen guerrillero. Enfundado en una guayabera blanca y con la barba perfectamente recortada, mostraba con un aspecto muy distinto al de la casaca verde olivo con la que suele aparecer desde la selva leyendo sus arengas y proclamas.

Sobre si estaría dispuesto a pedir perdón, “Timochenko” respondió que «el que pide perdón es porque se arrepiente de algo y yo no me arrepiento de nada», contestó. «Tal vez algún un hecho concreto», matizó después.

El líder de las FARC reveló también que la organización guerrillera tuvo la oportunidad de atentar contra el presidente Santos, pero que decidió no hacerlo para no afectar los diálogos exploratorios que en ese momento se adelantaban con el Gobierno. «En esos meses, un comando nuestro informó que tenía todas la condiciones para atentar contra el presidente Santos.

Para el líder de las FARC la única manera de alcanzar la paz es «logrando el compromiso de la mayor parte de la sociedad» y se mostró dispuesto a hablar con todos los sectores del país, incluido el expresidente Álvaro Uribe, un acérrimo opositor al diálogo con las FARC. «Si no, no sería consecuente» señaló el guerrillero desde La Habana, cuatro días después de que se firmara el histórico acuerdo sobre justicia y las penas que deberán afrontar los actores que participaron en el conflicto más largo de América Latina.

Muchos críticos con el proceso de paz han señalado que gran parte de los excombatientes se dedicarán al tráfico de drogas y la extorsión, las actividades lucrativas que utiliza el grupo para financiar su insurgencia, en lugar de entregar sus armas para un futuro incierto en el que van a ser obligados a confesar sus abusos a tribunales especiales.

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