JERUSALÉN
AP

Varios palestinos chocaron hoy con la policía antimotines israelí tras atrincherarse en una mezquita en el lugar de culto más sensible de Jerusalén, y lanzaron bombas incendiarias y piedras a la policía durante un importante feriado judío.

El lugar, situado sobre una colina en la ciudad vieja de Jerusalén, es un foco frecuente de violencia y su destino es un tema clave en el conflicto israelí-palestino. Los judíos lo conocen como Monte del Templo y creen que allí se alzaban dos templos descritos en la Biblia. Los musulmanes lo llaman Noble Santuario y creen que desde allí ascendió al cielo el profeta Mahoma.

Varios jóvenes se atrincheraron en la mezquita de Al Aqsa, que está en el recinto, pese a una orden que sólo permitía el acceso para oración a hombres mayores de 50 años. Israel impone ese límite en momentos de inestabilidad, ya que la mayoría de los palestinos que lanzan piedras en el lugar son jóvenes. Se permite la entrada de las mujeres de cualquier edad.

Los palestinos acumularon piedras y otros proyectiles en la mezquita durante la noche, dijo la portavoz policial Luba Samri.

La policía intentó negociar con el Waqf, la autoridad religiosa islámica que supervisa el complejo, para pedir calma, pero las conversaciones fracasaron y la policía entró en el recinto para confiscar los «dispositivos peligrosos con los que se pretendía dañar a los visitantes al lugar y a la policía y poner en peligro sus vidas».

Los palestinos que estaban dentro lanzaron piedras, bombas incendiarias y petardos a la policía, dijo Samri, y se produjo un incendio a la entrada del templo. Los guardas del Waqf no impidieron la «profanación de la santidad del lugar», añadió la vocera.

Las autoridades lograron restaurar la calma más tarde, aunque siguieron produciéndose casos aislados de lanzamiento de piedras durante toda la mañana.

Fue el segundo día consecutivo de violencia en el lugar. Los incidentes de hoy se produjeron en el primer día de Sukkot, una festividad de una semana que celebra la cosecha del otoño y conmemora el viaje de los antiguos israelitas por el desierto tras el éxodo de Egipto.

En la antigüedad, los judíos peregrinaban a Jerusalén en estas fechas, y se espera que muchos visiten la ciudad durante las fiestas, lo que eleva el riesgo de incidentes.

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