MINA, Arabia Saudita
AP

Irán acusó el viernes a su archirrival Arabia Saudita por la desastrosa estampida humana del día anterior, donde murieron más de 700 personas, mientras los peregrinos musulmanes continuaban tristemente y con solemnidad sus últimos ritos de la peregrinación anual en el reino.

Miles de iraníes protestaron hoy en las calles de Teherán mientras un clérigo exigió airadamente a Arabia Saudita que entregue el control de la peregrinación anual a la Organización de Cooperación Islámica (OCI), la organización más grande del mundo de naciones musulmanas.

Por su parte, la OCI dijo que apoya los esfuerzos de Arabia Saudita de mantener a unos dos millones de peregrinos a salvo durante la peregrinación del haj. Sin embargo, las protestas y las tensiones muestran profundas tensiones entre el reino suní y la potencia chií.

El ayatolá Mohammad Emami Kashani, un clérigo de alto nivel en Teherán, pidió a la OCI que se haga cargo de la administración del haj.

«El gobierno de Arabia Saudita y las autoridades que participan en el haj deben comparecer ante los tribunales y ser considerados responsables», expresó Kashani. «Ellos no deben mentir y decir ‘fue por esto o por aquello, hacía calor, fue culpa de los peregrinos»’.

Los peregrinos continuaron tristemente hoy sus últimos ritos del haj, después de que más de 700 personas murieran sofocadas o aplastadas en una estampida la víspera, cuando dos olas de peregrinos chocaron en el desastre más mortífero en la peregrinación anual en los últimos 25 años.

La peregrinación del haj es el principal pilar del islam que todos los musulmanes físicamente aptos deben realizar por lo menos una vez en su vida. Este año cerca de dos millones de personas de 180 países participaron en la peregrinación de cinco días, que termina el sábado. Los ánimos se mantenían bajos a pesar de que el haj coincide con el Eid al Adha, una de las festividades más importantes en el mundo islámico.

«La estampida de ayer fue una catástrofe, estamos en shock, pero no podemos hacer nada, ese era su destino», dijo Lolo Omar, un peregrino de Eritrea, cerca del lugar del desastre en la ciudad de Mina, fuera de la ciudad más sagrada del Islam, Meca. «Deseamos que Alá facilite nuestra peregrinación».

Omar, al igual que otros peregrinos involucrados en el desastre del jueves, se acercaba a un complejo con tres columnas que los peregrinos apedrean para simbolizar la lapidación del diablo. Los musulmanes creen que el profeta Ibrahim, o Abraham como se le conoce en la Biblia, fue confrontado por el diablo en este lugar.

Entre los 717 muertos en Mina había peregrinos de Irán, Egipto, Turquía, India y Pakistán. El Ministerio Afgano de Asuntos Religiosos y del Haj indicó hoy que ocho peregrinos de ese país seguían desaparecidos.

El sobreviviente egipcio Wael Abdulá dijo que llegó a Mina ayer cuando vio a gente empujándose para pasar unos encima de los otros en pasos estrechos. La gente se tropezó sobre las personas en silla de ruedas que también terminó en el piso.

El rey saudita Salman ordenó la formación de un comité para investigar el incidente.

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