TOVARNIK, Croacia
AP

Ante la llegada de miles de migrantes a su suelo, Croacia declaró hoy que estaba abrumada por la oleada humana y que le pediría a quienes han emprendido una ardua caminata para llegar a la seguridad de Europa Occidental que simplemente crucen su territorio y sigan avanzando hacia Hungría y Eslovenia.

Con la llegada de más de 14 mil migrantes en apenas dos días, el primer ministro Zoran Milanovic declaró que su nación de 4,2 millones de habitantes ya no puede hacer frente a la crisis y dijo que los interesados no podrán recibir asilo en el país.

«¿Qué más podemos hacer?» dijo Milanovic en rueda de prensa. «Ustedes son bienvenidos en Croacia y pueden pasar a través de Croacia, pero sigan su camino. No porque no nos agraden, sino porque este no es su destino final».

Las expresiones de Milanovic seguramente inflamarán las tensiones a lo largo de las fronteras de Croacia con Hungría y Eslovenia, que también están rechazando a los migrantes en su intento de hacer frente a la crisis.

Grandes números de migrantes se han dirigido a Croacia después que Hungría erigió una valla de alambre de cuchillas en su frontera con Serbia y tomó otras medidas enérgicas para evitar que los migrantes ingresen a su suelo, como la de reprimir a las multitudes en la frontera con cañones de agua y gas lacrimógeno.

El gobierno croata cerró todos menos uno de sus pasos fronterizos con Serbia después de escenas caóticas en la frontera, ayer, cuando decenas de inmigrantes fueron pisoteados en una estampida humana deseosa de subir a autobuses o trenes.

Milanovic apeló hoy a la Unión Europea para que intervenga en el problema y ayude a su gobierno. «Tenemos corazón, pero también tenemos cerebro», dijo.

Las autoridades serbias, que temían que el cierre de la frontera croata dejara a miles de migrantes atrapados en su territorio, protestaron por la decisión de Zagreb. El ministro serbio de Asuntos Sociales, Aleksandar Vulin, afirmó que Serbia llevará a Croacia a los tribunales internacionales si la frontera permanece cerrada, afirmando que su vecino debió estar preparado para las llegadas.

Sin embargo, y pese a los cierres de frontera, muchos seguían entrando en Croacia a través de campos de maíz. Entre los miles de personas que caminaban aprisa bajo el sol con la esperanza de encontrar refugio había mujeres cargadas con niños y personas en silla de ruedas.

Una de las situaciones más desesperada se producía en Beli Manastir, una localidad en el este de Croacia cerca de la frontera con Hungría. Allí, los migrantes dormían en las calles, en las vías y en una gasolinera local.

La gente luchaba por subir a autobuses locales aunque desconociera a dónde se dirigían.

El primer ministro húngaro, Viktor Orban, anunció que su país había empezado a construir una cerca de alambre de cuchillas en su frontera con Croacia para impedir que los migrantes entrasen a su país por esa zona. Los migrantes preferirían tomar una ruta más directa hacia la Europa occidental a través de Turquía, en lugar de tomar la vía más larga por Eslovenia.

La primera fase de la barrera de 41 kilómetros (25 millas) se completará el viernes, con rollos de alambre de cuchillas en el recorrido antes de que se levante la cerca en sí, informó Orban.

Mientras tanto, Eslovenia devolvía migrantes a Croacia y suspendió todo el tráfico ferroviario entre los dos países. La policía eslovena detuvo a decenas de migrantes que intentaron cruzar de noche por los bosques y tenía previsto devolverlos a Croacia.

Al amanecer el viernes, los refugiados de Siria, Irak y Afganistán se despertaron para encontrar otro día sin esperanza a la vista.

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